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CONECTADOS DESDE LA VIRTUALIDAD La oportunidad que nos trajo el COVID19 

María Roxana Henriques 

  1. Introducción; II. Lo que nos pasó; III. Nuestra gran aliada, la tecnología; IV. Conclusiones; V. Reflexión final. 

I.- INTRODUCCIÓN

Sin duda, la pandemia generada por el COVID 19 nos obligó a todos los habitantes del planeta a revertir, entre muchas otras cosas, la forma de relacionarnos. Este cambio abrupto también atravesó el universo del Poder Judicial -en todas sus dimensiones- poniendo en crisis mucho de lo que hasta hace poco era conocido, para darle lugar a lo nuevo e inesperado, a otra manera de trabajar. 

Pero hablar de crisis es también hablar de oportunidades, porque la pandemia nos dio el empujón para que optimicemos los beneficios de la tecnología que hasta no hace mucho desconocíamos y los resultados son muy gratificantes. 

Estamos atravesando un momento histórico importante que va a dejar huellas en el sistema de administración de justicia, ya estamos hablando de “la revolución tecnológica en la administración de justicia”.  Aún queda mucho por aprender, pero mientras tanto, les propongo mirar a la virtualidad como una oportunidad, haciendo foco más en sus beneficios que en las desventajas. En este trabajo intentaré reflexionar sobre algunas de ellas. 

 

II.- LO QUE NOS PASÓ 

El 16 de marzo de 2020 la Corte Suprema de la Nación, por medio de la Acordada 4/2020, decidió suspender la atención al público, declarar inhábiles los días 16 a 31 de marzo (art. 1) y dispuso -en el ámbito de la justicia nacional y federal- que en los asuntos en los que no se admitía demora las presentaciones se hicieran completamente en formato digital mediante la Identificación Electrónica Judicial, registrada en cada una de las causas. 

El objetivo era evitar, frente a la situación de riesgo imperante, la afluencia de público, abogados, empleados, funcionarios y jueces a los tribunales, en tanto un descuido por un contacto físico podría generar un desastre que obligara a suspender las tareas normales de los empleados y/ o funcionarios que debían asistir a las oficinas judiciales.

Entonces, los profesionales matriculados, las partes y todos los que requerían el servicio de justicia debieron adaptarse a la nueva modalidad. 

Distintas agrupaciones de abogados y abogadas, desde ese entonces, han intentado con sendas presentaciones -generalmente con resultados satisfactorios- colaborar para mejorar el acceso a la justicia, requiriendo a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al Consejo de la Magistratura y a los Jueces y Juezas del fuero, que se activen protocolos para reanudar el trabajo de la manera más eficiente posible  (aún no han declinado en sus reclamos para que se adopten las medidas necesarias y comience el funcionamiento pleno de la Justicia Nacional del Trabajo).

Operadores judiciales y letrados empezamos a conectarnos con muchas herramientas nuevas que estaban allí, en el lex 100, y apenas utilizábamos. Comenzamos a hablar integrando el lenguaje de la máquina y el ámbito por excelencia para resolver los conflictos, que es la oficina judicial, cambió de sede, porque cada uno comenzó a trabajar desde su hogar; los jueces y juezas laborales siguiendo con este proceso, procedieron a convocar a las partes a celebrar audiencias de conciliación utilizando la plataforma Google Meet, Zoom, Whats app, Skype o aquélla con la que se sintieran más familiarizados para emprender este nuevo desafío.

A un lado quedó el expediente de papel (con arandelas y broches) adquiriendo rápidamente protagonismo el expediente digital. Y casi sin darnos cuenta empezamos a olvidar la manera de trabajar anterior a la pandemia.

 

III. NUESTRA GRAN ALIADA, LA TECNOLOGIA

Un conflicto activo implica una gran angustia para el que depende de los que administran justicia. Entonces, debemos trabajar para que se active de manera rápida el camino que dé solución a su conflicto. La tecnología puede ser una gran aliada para lograrlo. 

Nos hemos familiarizado con el expediente digital y la firma electrónica y ahora tenemos que prepararnos para llevar adelante, con la solemnidad que amerita, la celebración de todas las audiencias virtuales, porque en el contexto sanitario/epidemiológico actual no podemos continuar con antiguos métodos.

No tengo dudas que actualmente la virtualidad es la mejor herramienta para llevar adelante las audiencias, porque resulta materialmente inseguro -debido al riesgo de contagio- hacer que las personas se trasladen y permanezcan en el tribunal.

Es por este motivo que, al momento en que escribo este breve artículo, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo -mediante Resolución Nro. 1/21 del 18/2/21- luego de un arduo trabajo, ha dictado las pautas relevantes para llevar adelante las audiencias testimoniales de distintas formas (virtual, semi presencial y la clásica presencial total). 

Llevar adelante una audiencia virtual es interesante y novedoso en el ámbito de la justicia laboral pero no debe asustar a nadie ni ser motivo de desconfianza, aunque requiere mucha preparación y responsabilidad. Debemos considerar que en la virtualidad no se puede improvisar, por eso las reglas deben ser claras y precisas para todos los involucrados y hay que contar con un protocolo que se notifique previamente para facilitar el desarrollo de las audiencias, desde la convocatoria hasta la finalización. El protocolo en sí no cambia la ley, mantiene la plena sujeción a las reglas del debido proceso con las mismas formas, principios, reglas y solemnidades que tienen las audiencias presenciales, pero hay conceptos y pautas especiales en la virtualidad porque como dije, hay un lenguaje nuevo:  el lenguaje de la máquina.

La audiencia virtual tiene ventajas y desventajas, pero si se adopta este sistema responsablemente las ventajas siempre superaran las expectativas y las necesidades de los involucrados. Me concentraré entonces en algunas de ellas: para algunos trabajadores significa la posibilidad de asistir a la audiencia desde sus lugares de trabajo o desde donde se encuentren, incluso si están a varios kilómetros de distancia, evitando el costo de sumas extras de dinero irrogadas en traslados; las partes pueden presenciar la audiencia sin tener que ausentarse de sus hogares u oficinas de trabajo para concurrir al tribunal (en el año 2020 muchos trabajadores han participado de las audiencias conciliatorias con sólo conectarse desde el celular) entonces, el trámite es mucho más simple y económico en tiempo y dinero, ya no hay que esperar “la media hora de tolerancia” (una costumbre procesal que obligaba a algunos a permanecer inquietos en un pasillo -en ciertas horas tumultuoso- hasta el llamado de viva voz de la audiencia) y es mucho más fácil comunicarse con los letrados cuando tienen un mail, link o un teléfono celular donde ubicarlos. 

Pensemos un poco más, por ejemplo, si es necesario que aún subsista todo el trámite de la Ley 22.172, si tiene sentido que un juez del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires espere que otro juez en Jujuy interrogue a un testigo, o si ya es hora de tener un proyecto nuevo, donde en función de la cooperación con las oficinas de otras localidades, un testigo o alguna parte declare en una provincia a través de una plataforma, evitando el costo del tiempo que irrogan las diligencias de la ley mencionada.

En otro aspecto, es sabido que las partes tienen necesidad de ver al juez y que éste los escuche, entonces, lo importante es que el magistrado o magistrada no olvide lo emocional y considere que con estos cambios la tecnología no lo va a reemplazar, porque la máquina no se conecta humanamente con el caso que se trata en ese momento. La empatía y el altruismo son valores que no tiene una máquina. La inteligencia artificial aún no está preparada para reemplazar al hombre en estas emociones y eso está muy bien. Por eso, es fundamental que las partes -especialmente el trabajador, como sujeto de preferente tutela- tengan la certeza de que siempre tendrán la posibilidad de ser escuchados por el o la magistrada.

Distintos Fueros ya están tomando este camino, como el Fuero Penal, naturalmente por imperio de la necesidad de resolver cuestiones de vida y libertad y la Provincia de Buenos Aires también ha hecho lo propio, pues la Suprema Corte de Justicia así lo habilitó (Res. SC Nro. 816/20 y protocolos posteriore). A su vez, en otros países del mundo se avizora este horizonte, implementando protocolos para celebrar audiencias a distancia (vr.gr. Colombia y República Dominicana). 

Los invito a pensar entonces, en esta nueva propuesta para vencer a la pandemia de la lentitud y la burocracia innecesaria y avanzar hacia una justicia audaz que enfrente los obstáculos para llegar la verdad jurídica objetiva, rápidamente. 

Sin olvidar los valores humanos, el derecho de defensa, las reglas del debido proceso y los principios que inspiran el derecho del trabajo, debemos ayudarnos de la tecnología para resolver de manera muchísimo más eficaz los conflictos, trabajando con otra modalidad, actualizada a los tiempos que corren.  

La propuesta es cambiar el escenario para que todo sea más fácil y, lo que es más importante, que este cambio implique un crecimiento para el Poder Judicial en el propósito de satisfacer la necesidad de los más vulnerables. 

 

IV- CONCUSIONES

El 2020 ha sido un año difícil que nos dejó cansados por tantas dificultades, pero la realidad es que antes de la pandemia el trabajo en cada oficina judicial no era óptimo y la presencialidad no estaba dando buenos resultados, debido a la enorme cantidad de demandas que ingresan en el fuero del trabajo -entre otras cosas-.

Me gusta pensar en la resiliencia, esta capacidad que tenemos frente a una crisis para recuperarnos y salir fortalecidos. El poder judicial, como institución que debe hacer frente a los reclamos de la ciudadanía, debe ser resiliente y salir fortalecido de esta crisis.

El juez o la jueza, como directores del proceso, tienen un objetivo abstracto: llegar a la verdad. El camino puede ser mucho más satisfactorio y eficaz si se conecta rápidamente con las partes y los testigos sin demoras innecesarias. 

Vemos a diario como se comunican distintos ciudadanos de distintos países a través de la pantalla y no hay duda de que es el mejor camino. Entonces, no parece que pueda ser imposible llevar adelante el proceso laboral o la audiencia de conciliación o de testigos a través de la virtualidad. 

 

  1. REFLEXION FINAL

“¡Derribe este muro, señor Gorbachov!” 

Los momentos históricos tienen esos hitos que los destacan en la memoria. Más allá de las ideologías políticas, recordemos el 12 de junio de 1987, en el 750 aniversario de Berlín, donde desde el palco de celebración en la histórica puerta de Brandeburgo, el entonces presidente norteamericano, Ronald Reagan, tomó el micrófono y desafió al líder soviético Mijail Gorbachov a derribar el Muro que cruelmente dividía la ciudad, como una muestra de que su política de “glasnost” (transparencia) y “perestroika” (reformas) era sincera. 

Salvando las distancias, ya que la caída del muro poco después provocó un evidente cambio de era, recuerdo ese momento y esas palabras, porque resulta útil al espíritu con el que los invité -con el mayor de los respetos- a pensar en la virtualidad como un nuevo desafío. Tal vez ha llegado el momento de derribar el muro de lo “rígido, burocrático y complejo” para darle paso a lo nuevo, a “la virtualidad del proceso laboral”.

Ojalá algún día nos recuerden también por haber dado este paso.