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AGENDA 2030. CONSENSO Y TIEMPOS MODERNOS

HORACIO BUENO

“El verdadero significado de las cosas se encuentra al tratar de decir las mismas cosas con otras palabras”. Charles Chaplin

En setiembre de 2015, La Asamblea General de la ONU adoptó la denominada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Un ambicioso plan de acción global para los próximos 15 años (ya pasaron 8) orientado a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.

Los Estados miembros de la Naciones Unidas, entre los cuales se encuentra la Argentina, aprobaron una resolución en la que reconocen que el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza en una sola generación, garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad; promover el crecimiento económico y el pleno empleo productivo; garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles y adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático, entre otros. 

La Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Implica un compromiso común y universal, sin perjuicio de que cada Estado mantiene la soberanía plena sobre su riqueza, recursos y actividad económica, de fijar las metas nacionales, apegándose a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Dentro de los objetivos planteados, nos interesa centrarnos en el Objetivo n* 8: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos

Este objetivo, se dio en un marco donde estaba previsto que aumentara el desempleo y que muchas personas estuvieran en una situación laboral vulnerable y precaria. Por consiguiente, este objetivo refleja las preocupaciones de los gobiernos y las poblaciones de todo el mundo.

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Objetivo 8 incluye los siguientes temas prioritarios:

        • El empleo pleno y productivo y el trabajo decente

        • La desigualdad salarial por razón de sexo

        • El desempleo entre los jóvenes

        • La eliminación de todas las formas de trabajo infantil

        • La formalización de la economía informal

        • Los emprendimientos, las microempresas y las pequeñas y medianas empresas

        • La protección de los derechos laborales y la promoción de un entorno de trabajo seguro

        • Los trabajadores migratorios

Si bien los objetivos son globales, es responsabilidad de cada país establecer sus propias metas nacionales. 

Argentina se enfrenta a muchísimos problemas: desde la protección social de las personas sin acceso a las condiciones mínima de subsistencia hasta la búsqueda de establecer condiciones para la instalación de multinacionales con capital extranjero, pasando por la protección de las pequeñas y medianas empresas que son las que generan trabajo en una economía frágil y super precarizada. 

El cumplimiento del Objetivo 8, está relacionado con los derechos laborales, el trabajo seguro y el trabajo decente y es preciso que las organizaciones que representan a los empleadores y los sindicatos participen en la puesta en práctica de la nueva agenda para asegurar que el diseño de políticas sea el idóneo y que haya procesos genuinos de vigilancia, evaluación y rendición de cuentas.

No resulta sorprendente decir que estamos en un mundo que cambia de manera acelerada. Trabajos que existían hace menos de 20 años hoy no existen. ¿Quién se acuerdo de los conmutadores telefónicos? Recuerdo llegar al Estudio y revisar el cuaderno de llamados, hoy es una lista de WhatsApp.

El reemplazo de trabajos humanos por maquinas no es algo nuevo. Desparecen unos y aparecen otros nuevos.

Esto nos da pánico. Cado uno quiere proteger lo suyo y eso de que nadie quiera que toque “lo suyo”, está complicando los acuerdos y el dialogo. Las empresas preocupadas porque no baje el nivel de rentabilidad, los sindicatos preocupados porque no baje el nivel de “cotizantes” que permitan financiar su actividad, los trabajadores por mantener su nivel de vida, los políticos por no perder sus posiciones de poder que le reputan grandes beneficios ya que no piensas ni en sus mejores sueños volver a la actividad privada y, del otro lado, como espectadores, los que están fuera del sistema total o parcialmente que piden o exigen de mejor o peor manera algo. Aquí ubico a los empresarios que buscan protección, a los gremios que buscan algún otro reconocimiento, los desempleados que exigen un plan social, a los políticos que necesitan ubicar algunos leales, etc.

Pero el objetivo 8 se relaciona al trabajo y es lógico que queramos proteger el trabajo. El trabajo que hacemos define quienes somos, determina nuestras perspectivas de futuro, dicta donde y con quien pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, influye en nuestra autoestima, conforma mucho de nuestros valores y orienta, en algunos casos, nuestras lealtades políticas 

Ahora bien, como sucede con el tiempo, todos sabemos que es el trabajo hasta que nos proponemos definirlo. Lo más cercano a una definición universal de trabajo puede ser que es algo que implica gastar energía de manera intencionada o invertir esfuerzo en una tarea para conseguir un objetivo o un fin.

El trabajo está muy relacionado con la energía y con la cultura. Ello fue marcando la evolución con diferentes hitos: la dominación del fuego, el descubrimiento de la agricultura y formas de almacenar el producido de la tierra, la aparición de las ciudades y la concentración de humanos, las nuevas energías de vapor, eléctrica, los combustibles fósiles y las computadoras. 

Nuestra generación está viviendo el mayor cambio de la historia de la humanidad en la historia del trabajo. Sobre todo, por la velocidad del cambio que se dan en pocos años, cuando antes se necesitaban generaciones.

Oscar Wilde fantaseaba con un futuro en el que las maquinas harían el trabajo necesario y desagradable. Keynes decía que se reducirían el horario laboral y nadie trabajaría más de 15 horas.

Apareció la inteligencia artificial. Antes las computadoras hacían trabajos mecánicos que sustituían los trabajos tediosos o que requerían mucha administración de datos. Pero hoy las computadoras aprenden, piensan, aplican lo aprendido con un grado de eficiencia superior al humano que es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra.

El Alpha Go, al tener almacenadas millones de partidas de Go, pudo ganarle fácilmente al campeón mundial. Había aprendido y practicado el juego de una manera imposible para un ser humano.

Malcolm Gladwell, en su libro “Outliers. The story of success”, establece la regla de las 10.000 horas para alcanzar la excelencia en una determinada materia. Ahora bien, las computadoras no solo entrenan, también aprenden y aprenden diversas cosas: ¡pueden escribir como Borges! y pueden predecir a raíz de las conductas desde un infarto y hasta que producto necesitamos o nos gustaría comprar.

La inteligencia artificial puede reemplazar muy fácil cualquier profesión, incluyendo a los abogados: puede saber todas las leyes, todos los fallos judiciales, todos los artículos de doctrina.

Es cierto que las maquinas necesitan mucha energía, actualizaciones y reparaciones. Pero… no se quejan, no hacen huelga, no exigen indemnizaciones ni jubilaciones ni se enferman. No tienen sindicatos. 

¿Qué hacemos? Todos lo vienen advirtiendo. Nosotros no estamos reaccionando seguimos preocupados por pavadas como la industria del juicio.

Fuimos criados sabiendo que los abogados somos como las cucarachas, sobreviviremos a las explosiones nucleares. Imagínense un mundo sin abogados (parafraseando el capítulo de los Simpson)

La historia es una guía mejor para el futuro cuando se refiere a la naturaleza del cambio. Nos recuerda que somos una especie tozuda, muy reticente a hacer cambios profundos en nuestros comportamientos y hábitos, incluso cuando es evidente que necesitamos hacerlos. Pero también revela que cuando se nos obliga a cambiar, somos sorprendentemente versátiles 

Vamos a sobrevivir. ¿Pero estamos listos para sobrevivir a esto? Porque esta vez no es lo mismo, debemos adaptarnos a la nueva forma de ejercer nuestra profesión. Nuestras habilidades tendrán que ser más flexibles y trasversales. De nada servirá saber los numero de los artículos.

A partir de Darwin y su trabajo sobre el origen de las especies, se comenzó a hablar de selección natural y se acuño la frase de la “supervivencia del más apto”. Pocas frases se han usado tan mal y han generado tantas ideas erróneas como ésta. Una noción que se ha invocado una y otra vez para justificar absorciones empresariales, genocidios, guerras coloniales y riñas de parque infantil, entre muchas otras cosas. Pero la frase no era que los más fuertes, los más inteligentes y los que trabajaban más estaban destinados a triunfar, sino que aquellos que estuvieran mejor adaptados, mediante un lento proceso de evolución, para encajar en un nicho ecológico particular prosperarían a costa de aquellos peor adaptados.  

La educación es importante, no solo para exhibir el problema como hasta ahora, pero preparando a los jóvenes para un mundo del pasado. Vamos a necesitar desarrollar otras capacidades o, tal vez, volver a cultivar la única capacidad que tenemos desde siempre y que nos ha llevado como civilización a donde estamos: la colaboración.

Con la inteligencia artificial, pasa como paso con todas las herramientas, es necesario no negarse a las innovaciones sino en utilizarlas en nuestro beneficio.

Los luditas se dedicaban a romper las máquinas. El objeto de su movimiento era doble. En primer lugar, querían proteger la supervivencia y la forma de vida de los artesanos especializados que ya no podían competir con las máquinas y, en segundo lugar, querían mejorar las pésimas condiciones laborales de un número cada vez mayor de personas que no tenían otra opción que trabajar en las fábricas textiles.

Actualmente y desde hace algunos años vemos una actividad que se desarrolló alrededor de las aplicaciones y de los algoritmos y de la inteligencia artificial como los mensajeros en moto o delivery. Seguimos hablando de si es o no relación de dependencia y si tienen que tener o no ART. Un nuevo estatuto, una nueva ley, la libertad absoluta. Pero lo cierto es que el sistema funciona. Personas se anotan para pedalear y así subsistir o hacerse ricos. Mientras tanto, el sindicato que supuestamente los representa, sigue queriendo obligar a los empleadores que le entreguen una hoja de ruta de la totalidad de los destinos del día, se hagan cargo de los gastos de amortización del vehículo, le entregue des mudas de ropa de trabajo, abone los días en los cuales la moto está parada por desperfectos, etc. ¿Qué sucede? Cada vez hay menos empresas y menos motoqueros registrados. ¿Quién contrata una moto para hacer un trámite? Algo que era habitual hace unos años hoy es carísimo sin sentido. Eso debido a que los actores de la negociación colectiva del sector (tanto empresario como trabajador) no pueden entender que todo cambió. Que se trabaja a demanda, que no se puede pagar “por estar a disposición” sino que se debe maximizar la productividad. Se endurecen las posiciones, las empresas pierden clientes, despiden trabajadores, el sindicato deja de tener cotizantes. ¿Que se logra? Precarización. Potenciar los extremos. Falta de dialogo. 

Dado a que nadie quiere perder “la suya”, la torta se achicará hasta desaparecer.

Se sabe que la maquina le gana al hombre pero el hombre y la maquina le ganan a la máquina. Un hombre asistido por una computadora sin duda es la combinación perfecta. 

Existen dos cosas que han marcado la evolución de la humanidad: la habilidad para producir alimentos y la de trabajar en forma cooperativa en grandes proyectos.

Como sucede desde el principio de la civilización cuando el sapiens triunfó en su lucha contra en neardenthal, sobreviven los que pueden trabajar en equipo y en un marco de colaboración. Por eso, cuidado con los trabajos en islas que promueven algunos con el teletrabajo. El cada uno en su casa haciendo la suya.

Para concluir podemos decir que ¡por supuesto que va a haber trabajo! Pero va a ser trabajando en equipo con las computadoras. Y va a ser muy diferente. La gente suele resistir los cambios: los taxistas resistían el waze y a las aplicaciones pese a que le simplifica la tarea. 

Las profesiones que van a desparecer son las que tengan estas características: se nieguen al progreso tratando de imitar y superar a las máquinas y las que carezcan de empatía y se nieguen a dialogar, escuchar. Aquí entran todas. Desde las cabinas de peajes hasta los bancarios. –

Tenemos la posibilidad de que el Dibu Martinez ataje en todos los equipos. Pero los que quieran ser arqueros van a tener que buscar otra posición.

Seguimos eligiendo hablar con humanos en lugar de máquinas por una cuestión de empatía, necesitamos ver y escuchar personas. Poder tener a quien agarrar de la solapa ante el inconveniente, mirar a los ojos para cerrar un acuerdo, dar la mano. Ser humano es lo que hace la diferencia. 

Cuando nombran las carreras del futuro hablan de robótica y omiten al derecho pero……. ¿Cuál es la diciplina que regula la conducta en sociedad? ¿Ya no necesitamos eso? ¿No necesitamos negociar? ¿Todo será aceptar los términos y condiciones?

Algunas personas que se sitúan a un lado y a otro de la grieta hablan de la inutilidad del dialogo y el consenso.

A la luz de la agenda 2030, la realidad de las nuevas tecnologías y la necesidad de dejarle a nuestros hijos un mundo mejor debemos dialogar, entender que no podemos vivir en una isla priorizando “la nuestra” y llegar a consensos que permitan colaborar entre empresarios y trabajadores, entre máquinas y humanos y entre lo público y lo privado.

BIBLIOGRAFIA

Byun Chul Han, La sociedad del cansancio, Barcelona, Herder, 2017

Galor, Oded “El viaje de la humanidad” , Barcelona, Planeta, 2022

Harari, Yval Noah “De animales a Dioses. Breve Historia de la humanidad”, Buenos Aires, Debate, 2017.

Rosanvallon, Pierre La nueva cuestión social, Buenos Aires, Manantial, 2011.

Sadin, Eric “La era del individuo Tirano”, Buenos Aires, Caja Negra, 2020

Suzman, James “Trabajo. Una historia de como empleamos el tiempo”, Debate, p. 349, Barcelona, 2021