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LA PRECARIEDAD

Wojciech Swida

Desde que Margaret Thatcher lanzó su consigna “There is no something like
society”, el ser humano entró en lo que Rafael Wos llamó en “La enfermedad infantil del capitalismo 1 ”.
Tenemos que tener en claro, que en aquella época, existía el trauma sobre el derecho imperativo del trabajo y el trauma del comunismo (sobre los cuales me expediré en otra ocasión) y por ello, hubo poca polémica frente a los postulados neoliberales, en la discusión académica sobre el mercado y por eso tampoco sobre la sociedad.
Mientras tanto, el derecho del trabajo no tiene nada en común con el neoliberalismo.
Según la sensibilidad del analista, su axiología debe ser buscada en el pensamiento izquierdista o en las enseñanzas sociales de la iglesia. Esto no tiene un especial sentido, porque la solidaridad y el comunitarismo o la colaboración, encuentra su justificación en cualquiera de estos dos causes.
Es más, la situación se transforma especialmente confortable desde el momento en que se convirtió en Papa el cardenal Bergoglio. Sin disminuir la enseñanza social de la iglesia, autoría de otros Papas anteriores, la especial sensibilidad de Francisco I, logró la simpatía que excede a la iglesia católica. Y la expresión contenida en la bula “Misericordiae vultus”, en el sentido de que la Iglesia es un “hospital de campo”, es decir, dirigido a la búsqueda de la ocasión para darle ayuda a los necesitados, debió haber creado la simpatía de los centros izquierdistas de lo que es una señal simbólica que lo llamen el líder de la izquierda mundial. Naturalmente este acercamiento se refiere a la cuestión social y no a la moral.
Simultáneamente cambió –por lo menos en Europa- el así llamado cause del
discurso sobre la sociedad y la economía-. La crisis económica del 2008, precedida por numerosas crisis previas en los años 90, desnudaron la debilidades del neoliberales en forma empírica y no solo académica. Como resultado, los objetos de los análisis mundiales, fueron nuevas lecturas y nuevos conceptos. Es conveniente citar algunas de la expresiones, sobre la situación social, publicadas 20 años después de la arriba citada expresión de M.
Thachert, porque su visión sobre la inexistencia de la sociedad, tiene como consecuencia la falta de solidaridad y la destrucción de las relaciones interhumanas, causadas por la PRECARIEDAD Y LA DESIGUALDAD.
El mundo, actual se caracteriza, porque ya nadie piensa en un trabajo estable, en el cual va a desarrollar el trabajador toda su vida con aspiraciones de progresar y llegar con seguridad previsional hasta el final de su actividad y el comienzo de su pertenencia pasiva 1 Rafael Wos ex decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Jaguiellones “La enfermedad infantil de liberalismo Varsovia 2014” en el mundo del trabajo. En general, el joven que ingresa al mundo del trabajo, ya no aspira a permanecer en el mismo lugar durante toda su vida y simultáneamente las ofertas existentes en el mercado, son también de corta duración, por cuya causa la política intenta desarrollar más un sistema de contrato de trabajo de carácter temporario y en la mayoría de las ocasiones dándole un aspecto civilista.
Por ahora no podemos incluir en esta situación a la Rep. Argentina, donde en los medios jurídicos se viene desarrollando desde hace mucho tiempo, un concepto basado en los principios generales del derecho laboral, entre los cuales la continuidad del contrato es uno de los más importantes 2 . Postulado que actualmente se encuentra en crisis, siguiendo los pasos de lo que está ocurriendo en Europa y Estados Unidos.
Comencemos por las expresiones de Gay Standing 3 y en su clásica expresión sobre la precariedad 4.
Según Standing, los miembros del precariato, sienten la falta de identidad basada en el trabajo. Son empleados, su trabajo no crea las posibilidades del desarrollo de la carrera.
Realizan trabajos desconocidos para la tradición social, sin el sentimiento de pertenencia a la comunidad profesional, basado en prácticas constantes, códigos éticos, normas de conducta, igualdad y hermandad.
Los precarios y las precarias, no se sienten parte de una comunidad laboral solidaria, lo que conducen a que funcionen con el sentimiento de ajenación y tratamiento instrumental. Frente a ellos no existe la visión del futuro, lo que les daría la conciencia que lo que dicen, hacen o sienten, va a tener una fuerte influencia sobre sus relaciones a largo plazo. La precariedad sabe que no existe la ilusión del futuro, como tampoco existe futuro para lo que hace. La actividad y postura que resultan de la inseguridad, conducen al oportunismo. No sería una sorpresa ser excluido mañana, pero tampoco la resignación de un puesto de trabajo tiene que ser un error cuando lo atrae otro puesto o inicia una nueva actividad.
La precariedad sufre de la total falta de identidad profesional, incluso cuando
algunos tienen calificaciones profesionales y realizan labores con nombres rebuscados.
Para algunos en esta falta de obligaciones morales y la identidad profesional, se encuentra la libertad, porque prefieren ser nómades antes de pertenecer a un grupo establecido. No todos los miembros de la precariedad deben ser vistos como víctimas, sin embargo la mayoría se va a sentir disconforme en su inseguridad, sin un plan racional de escape.
Refiriéndonos a la parte final de la cita, es difícil oponerse a la visión que la
perspectiva de como se ve al mundo, cambia con la edad y con la experiencia. En este sentido Sierakowski dice que la posmodernidad comenzó con la protesta de la juventud en 1968, la que no quería vivir como sus padres. Hoy protestan exigiendo una vida tal como la
2 Julio Armando Grisolia “Manual de derecho de trabajo”
3 G. Standing “La precariedad. Una nueva clase peligrosa”
4 Sierakowski “La guerra del occidente contra el occidente” que tenían sus padres: continuidad en el empleo, seguridad social y jubilaciones. Los políticos responsables saben que esto ya no va a volver.
Gorana Therborn, complementa lo expresado supra con su popular análisis de las consecuencias de las desigualdades sociales cuando dice:
La desigualdad va en contra de la dignidad humana, es la negación del derecho de cada hombre para desarrollar sus habilidades; adquiere muchas formas y produce muchas consecuencias: la muerte temprana, la disminución de la salud, la discriminación, la exclusión del conocimiento, la pobreza, el stress, la falta de fuerza, la inseguridad, la falta de orgullo y la falta de posibilidad de aprovechar las chances de la vida.
La desigualdad no se refiere solamente a la falta de contenido de nuestra billeteras.
Es en cierta forma un orden sociocultural que a la mayoría de las personas le reduce la capacidad de funcionar como humanos, la salud, el respeto a sí mismo, el sentimiento del sentido de la vida y la capacidad de actuar y participar en la existencia del mundo 5.
Finalmente remitámonos a lo expresado por Thomas Piketty en su libro, que
últimamente sacudió las enseñanzas económicas, refiriéndose al problema de la desigualdad de ingreso “…la economía de mercado basada en la propiedad privada, librada a sus propias reglas, contienen importantes fuerzas de convergencias, relacionadas especialmente con la generalización del conocimiento y de las calificaciones, pero también fuerzas de separación de distintas capas sociales, potencial y fuertemente amenazantes a nuestra sociedad y los valores de justicia social, sobre los que no se fundamenta. La principal fuerza de desestabilización, está atada al hecho que el nivel del capital privado puede ser significativa y duraderamente mayor que el nivel del crecimiento de los ingresos y la producción…” La desigualdad conduce a que las fortunas acumuladas en el pasado se recapitalizan más rápido que el crecimiento de la producción y los salarios. Esta desigualdad crea una contradicción lógica básicas. El empresario trata indefectiblemente convertirse en un rentista y dominar sobre los que lo único que tienen es su propio trabajo.
Una vez acumulado el capital se reproduce solo y por lo tanto el pasado consume al futuro 6.
Todas estas citas, proviene del cauce izquierdista, el que, por lo menos en nuestro país, no ha dado muestras de desarrollo y actualización. Pero las frases citadas son sobre todo nuevas y además abarcan una función mundial. Pero corresponde también fundarnos en las enseñanzas sociales de la Iglesia, que tienen una fundamentación algo distintas – en las más altas esferas de la Iglesia, se señala al rol social del trabajo en el contexto del progreso tecnológico y el achicamiento del mercado de trabajo. En la encíclica “Laudato si”, dirigida a la protección de los bienes naturales, Francisco I dice: “El trabajo debería ser el lugar de un desarrollo personal de muchas dimensiones, cuando entran en juego muchos aspectos de la vida: la creatividad, la modelación del futuro, el desarrollo del conocimiento, la realización de los valores, la comunicación con lo demás y la postura de venerar a dios.

5 G Therborn, “The Killing fields of inequality” Cambrige 2013
6 T. Piketty “El capital en el siglo XXI”

El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra y la forma de madurar el desarrollo humano y personal”.
Por esta razón la ayuda financiera a los pobres, debería ser siempre la solución de sus necesidades primarias, pero el verdadero fin debería ser darles la oportunidad de una vida digna, a través del trabajo, en otras palabras, el trabajo no es solamente una cuestión de ganar plata, sino también la autorrealización. Este es ya un elemento integrante de la dignidad personal, cuya realización la garantiza la constitución y el Estado. En este contexto, el estudio del derecho de trabajo, adquiere una dimensión superior. El estudio de la sociología y economía por una lado y la filosofía política y social de la Iglesia por el otro imponen la obligación de analizar el derecho y el derecho de trabajo en especial, desde la perspectiva social y por lo tanto del derecho público. Para esto último remito al artículo ya publicado en esta revista Derecho laboral: derecho privado o derecho público. Análisis en el contexto del derecho laboral colectivo y de la naturaleza del contrato laboral * por Janusz
Żołyński.