Menú Cerrar

APROXIMACIONES A LA CULTURA DE LA PREVENCIÓN. UN CONCEPTO EN DESARROLLO

                                             
      GRACIELA CRISTINA  ANTACLI [1]

RESUMEN

La siniestralidad laboral es uno de los flagelos más acuciantes en el mundo del trabajo en consecuencia, tanto la OIT como los gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores reconocen que los sistemas de Salud y Seguridad del Trabajo son fundamentales para prevenir los accidentes y enfermedades del trabajo, también para beneficiar la productividad de la empresa y la calidad del empleo. En función de ello la OIT propone: implantar y fortalecer continuamente una cultura de la prevención en materia de Salud y Seguridad a través del Convenio N° 155 (1981), su Protocolo del año 2002 y el Convenio N° 187 (2006), instrumentos que establecen los pilares de la prevención. 

El término “cultura de la prevención” o de la seguridad surgió como consecuencia de grandes accidentes (nucleares y de aviación). Fue utilizado por primera vez en el informe del accidente nuclear en Chernobyl (1986) en donde se destaca el impacto de los factores humanos y de gestión sobre los resultados de rendimiento de seguridad.

 En ésta presentación se analizarán las distintas definiciones sobre el concepto en estudio, cuáles son los elementos que la componen y sus características. Por otra parte, se destacan los componentes claves para su desarrollo.

Se entiende que fomentar la “cultura de la prevención” es instar a un cambio, indagándose, en el presente, cuáles son las peculiaridades de ese proceso, como así también las claves para promover la “cultura de la prevención”

Asimismo se abordará, la formación de los trabajadores, como una de las esferas de acción para contribuir al desarrollo de la “cultura de la prevención”.

En pos de la reducción de la siniestralidad laboral, y  para generar un cambio en la prevención de riesgos del trabajo, se impone internalizar la “cultura de la prevención” con compromiso y participación en todos los sectores involucrados

Palabras clave: Cultura de la prevención– Cultura de la seguridad – Prevención en los riesgos del trabajo – Salud y Seguridad en el Trabajo –

INTRODUCCIÓN

La seguridad y salud en el trabajo, constituyen una cuestión sustancial, pues se procura con ella lograr el bienestar tanto físico como mental de los trabajadores. Por tal razón en la mayoría de los convenios de la OIT se contempla de forma directa o indirecta el asunto de la seguridad y salud, siguiendo dos principios fundamentales: a) el trabajo debe realizarse en un medio ambiente seguro y salubre; y b) las condiciones del trabajo deber ser compatibles con el bienestar y la dignidad humana de los trabajadores.

En las últimas décadas, se operaron transformaciones en el mundo del trabajo generadas por la globalización, los avances tecnológicos en el lugar de trabajo, entre otros, cuyos efectos impactaron en la seguridad y salud en el trabajo. En algunos casos redujeron riesgos tradicionales, en otros se incrementaron y surgieron nuevos

En paralelo, la concepción moderna del mundo del trabajo en el plano internacional, es más preventiva que indemnizatoria, ya que pone especial atención a las condiciones y al medio ambiente en el cual se desarrolla el trabajo para proteger adecuadamente la vida saludable del trabajador, que es el bien que jurídicamente tutela.

La siniestralidad laboral es uno de los problemas más graves, además  que en función de la nueva concepción los bienes afectados (salud y vida) no son reparables aunque puedan ser indemnizables. Por ello, el objetivo principal de la prevención de riesgos laborales es proteger al trabajador de los riesgos que se derivan de su trabajo. Por tanto, una buena actuación en prevención de riesgos laborales implica evitar o minimizar las causas de los accidentes y de las enfermedades derivadas del mismo. Esto debe conseguirse, fomentando una auténtica cultura preventiva, que debe tener su reflejo en la planificación de la prevención dirigida a los distintos sectores que componen el mundo laboral.

Ahora bien, escuchamos hablar de “cultura preventiva” de una manera simplificada como si ella fuera incorporada a los actores sociales y a la sociedad misma de una forma  espontánea

Como se analizará, promover la “cultura de la prevención”  requiere  de un proceso,  con sus particularidades, de normativa acorde,  de compromiso  y voluntad de los involucrados.  Se trata de un  proceso y cambio cultural hacia la mayor seguridad en el trabajo, creando conciencia, adoptando nuevas conductas, desde una acción colectiva. Desde tal perspectiva,  el objeto de ésta presentación  es hacer una aproximación al concepto de “cultura preventiva”.

Además, se propone un somero análisis de la formación en prevención como una alternativa para contribuir a la promoción de la “cultura preventiva”

             .

EL CONCEPTO DE “CULTURA DE LA PREVENCIÓN”. CARACTERÍSTICAS.

 Al hablar de cultura de la prevención pareciera que se hace referencia a la cultura de una organización.

Para la Real Academia Española la palabra “cultura” tiene varias acepciones, en el contexto que nos ocupa seleccionamos dos:

  1. “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”.
  2.  Relacionado con la palabra “cultivar”, pues se trata de un proceso del que forman parte todas las personas de la organización y se va cristalizando hasta obtener los resultados.

El concepto de cultura está compuesto por las interacciones de sus miembros, sus eventos. Los elementos que la transmiten y sostienen son los principios, declaraciones, historias, ceremonias, símbolos, liderazgos, rituales, objetivos comunes, procesos de socialización de sus miembros.

La cultura se inscribe con los valores compartidos, las prácticas comunes y las percepciones que influirán en la elección de los comportamientos en un entorno determinado, sea laboral o no.

La cultura en las organizaciones opera en distintos niveles  pero  lo que frecuentemente observamos son las manifestaciones visibles de la cultura. Son el “qué” o “como”, no el “porqué”, por cuanto la cultura en las organizaciones opera en diferentes niveles[2].

Pedraza-Álvarez, Obispo-Salazar, Vásquez-González y Gómez-Gómez, (2015) en su investigación describen los niveles de cultura conceptualizados por Edgar Schein  revelando que  no son estáticos, ni independientes, y que se relacionan entre ellos:  

Manifestaciones Visibles (Producciones): Es el nivel más externo o superficial de la cultura que se manifiesta a través de símbolos, señales, elementos físicos, social  u otros que se pueden observar o sentir.

Valores Declarados Es un nivel más interno de la cultura que se manifiesta a través de lo que expresan las personas sobre lo que piensan o creen, sobre los valores que asumen o son apoyados por la Organización. Pueden ser preferencias, impresiones o deseo más que realidad práctica.

Suposiciones Básicas Es el nivel más profundo de la Cultura donde yacen las creencias, muchas veces inconscientes. Son el resultado del efecto del entorno a diferentes niveles, la historia y las experiencias y el efecto de los líderes, entre otros. Es lo que las personas realmente piensan y creen[3].

Conforme lo describen los citados autores, una vez que se comprendan las suposiciones básicas, pueden entenderse los otros niveles que son más superficiales. En ésta línea de ideas, cuando se hace alusión al fomento de la “Cultura de la Prevención” implica la existencia de cambios culturales, que trasladado a los conceptos de cultura en general se infiere que el cambio cultural comenzará a producirse una vez que se modifiquen los “porqués”, es decir, las suposiciones básicas de las actitudes o comportamientos.

         El Foro Iberoamericano de Organismos Reguladores Radiológicos y Nucleares en 2015 publicó una investigación titulada “Cultura de Seguridad en las organizaciones, instalaciones y actividades con fuentes de radiación ionizante”, en la que analiza las particularidades en los procesos de cambio de la cultura en general, que deben considerarse para los cambios  operados en   la cultura de la seguridad; ellas son:

· Es un fenómeno profundo, que opera en tres niveles, siendo las Suposiciones Básicas el nivel determinante. Por lo tanto, su abordaje y transformación no es un proceso simple o superficial;

· Es estable, puesto que se basa en creencias arraigadas en el tiempo por convencimiento, conveniencia o por haber funcionado bien en el pasado. Por lo tanto, su cambio o modificación puede generar resistencia y ansiedad;

· Se basa en patrones asumidos y compartidos por un grupo, por lo tanto, la modificación de viejos patrones, hábitos o costumbres requiere que las nuevas propuestas sean percibidas como beneficiosas y convenientes por el grupo, para asumirlas y compartirlas colectivamente como organización. El cambio de unos pocos no significa un cambio cultural en la organización. Se requiere un efecto colectivo o al menos mayoritario;

 · Está relacionada con el entorno para adecuarse o adaptarse, y sobrevivir. Esto sugiere que la modificación de los entornos puede favorecer el cambio cultural deseado;

 · Es un elemento social, para la interacción y convivencia con sus semejantes. De aquí que los miembros de una organización pueden ejercer un efecto transformador de la Cultura;

· Opera de forma inconsciente, es decir, que para producir un cambio cultural deberán descifrarse fundamentos no conscientes de la actuación;

· Evoluciona, no es estática, lo que hace posible trabajar sobre la Cultura y cambiarla;

 · Es aprendida, no es genéticamente determinada, lo que permite el proceso de inducirla;

· Se trasmite con el tiempo, lo que asigna un papel importante a los líderes, fundadores, formadores y otros agentes de cambio como trasmisores de valores

· No es un ente aislado, rara vez es homogénea, lo que obliga a considerar que aún una Cultura dominante puede ser afectada por otras Culturas o subculturas, tanto internas como externas;

· Es amplia y multifactorial, por lo que descifrar todos los elementos de la Cultura puede ser una tarea ardua e interminable, siendo conveniente enfocar los esfuerzos en aristas determinadas de la Cultura, consideradas importantes para el cambio, de forma que sea manejable y realizable;

 · Es de modificación lenta, lo que significa que no se pueden anticipar o esperar cambios a nivel cultural de forma inmediata ni en un corto período de tiempo, incluso cuando son inducidos por una acción consciente externa, pues depende de que emerjan o se descubran, se desarrollen y se asuman nuevas suposiciones o creencias básicas sobre “las formas de hacer las cosas”, mejor y diferente a como se venían haciendo hasta el momento[4].

Abordando ahora, el significado de “cultura de la seguridad” o “cultura de la prevención”, se indica que es un concepto en permanente evolución y tiene variadas definiciones que ponen el acento en distintas teorías, ideologías, en la cultura organizacional, en actitudes. Cabe señalar que se utilizan indistintamente los términos “cultura de la seguridad”, “cultura de la prevención”, “cultura de la salud y seguridad en el trabajo”. 

El término “cultura de la prevención” o de la seguridad nació como consecuencia de grandes accidentes (nucleares y de aviación) esta noción se fue relacionando enfermedades originadas por las malas condiciones de trabajo.

          En el accidente nuclear en Chernobyl (1986), la expresión “cultura de la seguridad” fue utilizada por primera vez en el informe de la comisión de investigación de seguridad nuclear, reunido después del accidente.

Dicho concepto fue presentado como un modo de explicar que la falta de conocimiento y comprensión de los riesgos y seguridad por parte de los empleados y la organización contribuyeron a esa catástrofe.

Como se manifestara, las definiciones sobre “Cultura de la Seguridad” son numerosas, y varias de ellas como se apreciará, han revelado una importancia clave de elementos tales como: el comportamiento, las creencias básicas, el liderazgo. A continuación se enuncian alguna de ellas[5]:

Según el Grupo Internacional Asesor en Seguridad Nuclear (1991) la “cultura de la seguridad” es un “Conjunto de características y actitudes en organizaciones e individuos que establecen que, como una prioridad suprema, las cuestiones de seguridad de la central nuclear reciben la atención que merecen en función de su significado”.

Por su parte afirma Frank Guldenmund (2000) que la cultura es el marco que nos sirve de referencia para el comportamiento de un determinado grupo, es decir, la manera en cómo hacemos las cosas en un determinado lugar.

En la Organización Internacional de Energía Nuclear, se formula en el año 2007 un Glosario de Seguridad Tecnológica que enuncian el concepto de cultura de la prevención como el: “Conjunto de características y actitudes de las organizaciones y personas que establece, como prioridad absoluta, que las cuestiones relativas a la protección y la seguridad

Conforme lo refiere Carlos Rodríguez[6] (2009), está la propuesta por el Comité Asesor sobre Seguridad de Instalaciones Nucleares ( Advisory Comite on the Safety of Nuclear Installations) que abarca aspectos de las otras definiciones y  sugiere lo siguiente:

  “La Cultura de Seguridad de una organización es el producto de los valores, actitudes, competencias y patrones de comportamiento, grupales e individuales, que determinan el compromiso y el estilo y la competencia de los programas de salud y seguridad. Organizaciones con una cultura positiva están caracterizadas por comunicaciones fundadas en la confianza mutua, por percepciones compartidas respecto de la importancia de la seguridad y por confianza en la eficacia de las medidas preventivas”.

Continúa afirmando:

“Cada grupo desarrolla actitudes compartidas, creencias y formas de comportamiento. Esta forma de cultura es mucho más que la suma de sus partes. En una organización segura los patrones de asunciones compartidas ponen a la seguridad en un lugar muy alto de sus prioridades.  Este estilo es el producto de los valores individuales y grupales, actitudes, competencias y patrones de comportamiento”.

          En consonancia a lo dicho, amerita destacar que los conceptos: comportamiento, asunciones, valores, hacen referencia a los responsables de ponerlos en marcha, es decir a nivel conducción de la organización. Al respecto observa Rodríguez[7] (2009)  que las distintas investigaciones prueban que la estructura  gerencial juega un rol clave para garantizar el éxito de los programas de salud y seguridad.  No existe una cultura de la seguridad donde la línea gerencial no se implique íntimamente con cada uno de los aspectos concernientes a la prevención. 

            Rodríguez[8] hace referencia  a una investigación realizada por Hui Zhang, Douglas Wiegmann, Tery von Thaden, Gunjan Sharma, Ayssa Mitchell, en el marco de la 49 Reunión Anual de la Sociedad de Factores Humanos y Ergonomía en Santa Mónica (2002) bajo el lema «Cultura de seguridad: un concepto en el caos”. En la aludida investigación se revisan 107 documentos, en pos de acordar definiciones de “cultura de la prevención” o “cultura de la  seguridad”, advirtiendo que la mayoría de los conceptos tenían muchos elementos en común, a saber: 

  1. Cultura de seguridad es un concepto definido en el nivel grupal o alto, con referencia a valores compartidos por todos los miembros de un grupo u organización.
  2. Es la preocupación formal por los asuntos de seguridad en una organización, estrechamente relacionada, pero no restringida, a los sistemas de supervisión y gerenciamiento.
  3. La cultura de la seguridad enfatiza la contribución de cada uno a todos los niveles en una organización.
  4. La cultura de la prevención de una organización tiene impacto en el comportamiento de sus miembros en el trabajo.
  5.  La cultura de la seguridad está usualmente reflejada en la contingencia entre los sistemas de recompensas y la performance en seguridad.
  6.  La cultura de la prevención se refleja en una organización por la buena disposición para desarrollar y aprender a partir de los errores, incidentes y accidentes.

      g) La cultura de la seguridad es relativamente duradera, estable y resistente al cambio.

Es en función de ello que los citados autores proponen la siguiente definición:

“Los valores duraderos y las prioridades puestas en la seguridad pública y de los trabajadores por cada uno, en cada grupo, en todo nivel de una organización. Se refiere a la extensión con que los individuos y grupos comprometerán la responsabilidad personal hacia la seguridad; actuando para preservar, realzar y comunicar lo concerniente a la seguridad, adaptando y modificando (ambos: individuos y organización) los comportamientos, basados en las lecciones aprendidas de los errores y siendo recompensados en forma consistente con esos valores”.

           Habiendo ya definido el concepto de la “cultura de la seguridad”, e  indagando si posee  una característica individual o grupal, los expertos opinan que hay distintas líneas de pensamiento  en ambos sentidos y la cuestión no es menor ya que tiene directa vinculación con las medidas de intervención que se tomen.

          Puntualiza Carlos Rodríguez[9] (2009) que quienes sostienen que la “cultura de la prevención” es una característica individual, están relacionadas a las actitudes individuales, vinculadas a las características de las personas y no con la organización en la que trabajan. Este pensamiento está muy difundido en muchas empresas en donde se minimizan los riesgos del trabajo y se pone el acento en la actitud del trabajador en la génesis del accidente.

       El aludido autor afirma “… debe remarcarse que es la cultura gerencial, antes que la cultura de la fuerza de trabajo en general, la más relevante. Mientras que los trabajadores pueden en ciertos casos no tener todos los conocimientos necesarios, la identificación de los riesgos, teniendo en cuenta la percepción de los trabajadores, además de los “técnicamente identificados”, es una tarea básica de las gerencias. Es el compromiso de la gerencia lo que hace posible disponer de los recursos necesarios para hacer un lugar de trabajo seguro…”[10]

      Otros autores se posicionan en la cultura como práctica colectiva, tal es el caso del psicólogo inglés James Reason (1998)[11] quien sostiene que la cultura de la seguridad está compuesta por cinco elementos:

• Una cultura de la información: la organización recolecta y analiza datos relevantes, y difunde la información de seguridad de manera activa

• Una cultura del reporte: se cultiva una atmósfera en donde las personas se sienten libres para notificar problemas de seguridad sin temor a represalias y

sabiendo que se actuará sobre los reportado.

• Una cultura de aprendizaje: la organización es capaz de aprender de sus errores y realizar cambios.

• Una cultura justa: en donde los errores y actos inseguros no son castigados si el error no es intencional, pero en donde se sanciona a quienes actúan temerariamente tomando riesgos de manera deliberada e injustificable.

• Una cultura flexible: en donde la organización y las personas que la componen son capaces de adaptarse efectivamente a la necesidad de cambio.

       En otro orden de ideas y en paralelo al concepto de “Cultura de la Seguridad”, emerge otra expresión que es “clima de seguridad”. Se sostiene que, aunque algunos expertos lo usen en forma indistinta, son conceptos diferentes.

     Quienes diferencian ambos conceptos sostienen que el “clima de seguridad” se aplica a ciertos patrones superficiales de la “cultura de la seguridad” observados a partir de algunas percepciones y actitudes de los individuos en un momento dado. Es decir, utilizan el término cultura para algo más profundo y arraigado dentro de la organización, el mismo proviene del mundo de la sociología. Por otra parte, se entiende al “clima de seguridad”, como una manifestación específica de la cultura, otorgándole una visión más superficial y variable. Dicha expresión pertenece al  universo de la psicología

         En cuanto a la expresión “clima de la seguridad”, fue utilizada por primera vez por O. Zohar (1989) Carlos Rodríguez[12] (2009) en su obra, cita al referido autor quien enfatiza los elementos distintivos del concepto en examen:

• El clima de seguridad es un fenómeno psicológico, definido habitualmente como percepciones del estado de la seguridad en un momento particular.

• El clima de seguridad está estrechamente vinculado con temas tales como los factores medioambientales y de una situación.

•El clima de seguridad es un fenómeno temporal, una “foto” de la cultura de la seguridad, relativamente inestable y sujeto a cambio.

En tal sentido coinciden Oliver, Tomás y Cheyne[13] (2005)   respecto a que el clima puede ser visto como una medida del estado temporal de la cultura que se refleja en las percepciones compartidas de la organización en un momento determinado.

        Como se señalara existe una considerable variación de definiciones y conceptos sobre “cultura de la seguridad” o “cultura de la prevención” sin que exista un acuerdo sobre el alcance del mismo, pero poseen elementos comunes.

       Ahora bien, de acuerdo a los distintos espacios donde se posicionen, incluso sin importar el origen, se procura  promover y desarrollar dentro de las organizaciones una “Cultura de la Prevención”. En función de ello cabe preguntarse si existen componentes  claves para ese desarrollo.  Conforme lo sustenta Fabián Vítolo[14]se destacan: 

  1. Compromiso: la importancia que le asigna la organización, las decisiones tomadas en todos los niveles. Asignación de recursos, recompensas.
  2. Comunicaciones: los métodos, frecuencia de comunicación e interacción dentro de la organización. Participación.

            c) Estímulo a la colaboración entre distintos rangos y disciplinas en la búsqueda de soluciones a problemas de seguridad. Obligación de trabajar en equipo

d) Competencia: calidad, cantidad y frecuencia de capacitación formal e informal, evaluación.

e) Compromiso de los líderes de la organización con la seguridad.

f) Percepción del riesgo y actitudes: una visión precisa y compartida del riesgo planteado y la confianza y aceptación sobre conductas inseguras.

En el marco de lo abordado se llega a una primera conclusión, la cultura de la prevención es el resultado de un colectivo. En ésta línea ¿se puede hablar de una sola forma o variable de cultura de la prevención?

Al estudiar una organización determinada se comprueba que el sistema de creencias, valores y prácticas, varía en los distintos espacios y en los diferentes grupos de trabajadores. Los diversos estudios empíricos han demostrado que los miembros no responden de la misma forma en determinadas situaciones  y su conducta  está influenciada por el rol que cumple en la organización.

Hay numerosas variables que inciden en la conformación del concepto de cultura de la prevención: la percepción de riesgo, los niveles de adaptación de los trabajadores y que generan subculturas.  El estudio de las subculturas permite suministrar interpretaciones sobre problemas de Salud y Seguridad de una organización. Por ello, la cuestión radicaría en cómo integrar esas subculturas y lograr la mejor perfomance   en materia de prevención.  

Richter y Christian  Koxh[15] (2004) ilustran como otro punto a considerar a la hora de establecer la existencia de distintos tipos de culturas, el poner énfasis  en las ambigüedades de las intenciones. Se pueden distinguir tres tipos de racionalidades:

  1. Como perspectiva de los productores: pone el acento en que cada miembro sea capaz de hacer un producto de calidad.
  2. La perspectiva desde el salario de los trabajadores: que el pago sea decente, con participación y seguridad en el empleo.
  3. La perspectiva desde la seguridad: mantener la preservación a largo plazo de la habilidad de trabajar y enfrentar a corto plazo los aspectos emocionales que generan los riesgos.

         En este orden y siempre relacionado con la prevención, sería deseable entonces, que los integrantes de una organización tuvieran un mismo trabajo colectivo, una misma visión, pero es un logro difícil de alcanzar.

        Con claridad meridiana Carlos Rodríguez (2009) abrevia éste contexto:

  “…Cuando una organización se impone el desafío de desarrollar un programa de cambio cultural, debe tener muy en cuenta las subculturas existentes en su interior, sus formas de interacción y cómo están establecidas las relaciones de poder entre ellas…Además de tener en cuenta la existencia de las distintas subculturas, la organización que intenta crear una cultura de seguridad e iniciar el camino de la “mejora continua” debe asumir la convicción de que la organización debe tener la fortaleza de enseñar a “abrir las cabezas”. Es decir que debe desarrollar la capacidad de aprender como organización.[16]

    En esa línea de pensamiento, cuando se trabaja para el proceso de la “cultura de la seguridad” lo que se pretende es producir un cambio cultural positivo, es decir, hacia una mayor seguridad. Por ello se deduce, que la “cultura de la prevención” debería constituir el valor prioritario de la organización en cada uno de sus niveles y de todos sus trabajadores, debiendo a su vez,  asumir todos el compromiso en pos de la vida y la salud, mediante acciones en materia de prevención, aprendizaje, aumento de comunicaciones, entre otras.   

IMPLANTAR UNA CULTURA DE LA PREVENCIÓN – CONVENIOS DE OIT

            Tanto la OIT, como los gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores reconocen que los sistemas de Salud y Seguridad del Trabajo son fundamentales para prevenir los accidentes y enfermedades del trabajo, así también para beneficiar la productividad de la empresa y la calidad del empleo.

             Es por ello que la OIT propone: implantar, poner en práctica y fortalecer continuamente una cultura de la prevención en materia de Salud y Seguridad a través del Convenio N° 155 (1981) sobre Seguridad y Salud de los trabajadores, su Protocolo del año 2002 y el Convenio N° 187 (2006) sobre el marco Promocional para la seguridad y salud en el trabajo. Los citados convenios fueron ratificados por Argentina a través de las leyes N° 26693 y N°  26694 respectivamente del  27/7/11 y con vigencia a partir del  2015 y ello es significativo para poder deducir las normativas y acciones de nuestro país en el marco de la “Cultura preventiva” 

          El Convenio N° 155, detalla los principios básicos y la metodología que se requiere para lograr mejoras en la gestión de la SST. El Protocolo de 2002, complementa y refuerza el requisito de recabar información pertinente a fin de evaluar los progresos realizados. El Convenio N° 187 refuerza el requisito de promover un medio ambiente de trabajo seguro y saludable. Asimismo, especifica la naturaleza cíclica de proceso político nacional y la manera en que esas políticas, a través de programas nacionales, contribuyen a establecer y mantener una cultura de prevención en materia de seguridad y salud. Por otra parte, se debe tener en cuenta la Recomendación N° 164, que con el Convenio N° 155 destaca la importancia de la participación tripartita en la implementación de medidas de seguridad.

          Con los fundamentos que se examinaron  en el presente trabajo, el art. 1 del Convenio N° 187 de la OIT puntualiza el concepto de “cultura nacional de prevención en materia de seguridad y salud” que se refiere a una cultura en la que el derecho a un medio ambiente de trabajo seguro y saludable se respeta en todos los niveles, y en la que el gobierno, los empleadores y los trabajadores participan activamente en iniciativas destinadas a asegurar estas condiciones mediante un sistema de derechos, responsabilidades y deberes bien definidos, y en la que se concede la máxima prioridad al principio de prevención.

          En consecuencia y conforme lo indicado, la cultura de la prevención supone el compromiso de las organizaciones y de los individuos con la salud y la seguridad, manifestándose en un conjunto de valores, actitudes, percepciones, conocimientos y prácticas de orden individual y colectivo.

En el contexto de la normativa de los Convenios aludidos puede decirse que los pilares de la cultura de la prevención son la información, el compromiso y la participación en tal sentido:

  1. informarse supone identificar y evaluar los riesgos a los que están expuestos trabajadores y trabajadoras en sus actividades, incluyendo la multiplicidad de puntos de vista de los actores involucrados;
  2.  comprometerse se refiere a la necesidad de tomar conciencia y educar para la adopción de conductas responsables que cuiden las vidas de las personas en situación de trabajo así como el entorno en que estas acciones se desarrollan;
  3.  participar implica formar parte de acciones colectivas compartidas por todos los miembros de una comunidad u organización con el objetivo de cambiar situaciones riesgosas.

Para ello es necesario asumir comportamientos proactivos, en ese sentido, la implementación de estrategias participativas hace posible que la tarea se realice de forma más creativa, flexible, con mayor nivel de innovación y mayores posibilidades de mejora.

LA CULTURA DE LA PREVENCIÓN Y LA NECESIDAD DE UNA FORMACIÓN EN PREVENCIÓN

               La política nacional en materia de Salud y Seguridad en el Trabajo otorga un marco de acción para garantizar que se minimicen los riesgos existentes en el medio ambiente de trabajo nacional. El contenido dependerá de las condiciones y la práctica nacional concreta y su eficacia de las mejoras que se adquieran en la prevención de accidentes y daños en la salud.

           La Cultura Nacional en prevención en el art. 1 del Convenio N° 187 de OIT , es definida como la cultura en la que el derecho a un medio ambiente de trabajo seguro y saludable se respeta en todos los niveles, en la que el gobierno, los empleadores y los trabajadores participan activamente en iniciativas destinadas a asegurar un medio ambiente de trabajo seguro y saludable mediante un sistema de derechos, responsabilidades y deberes bien definidos, y en la que se concede la máxima prioridad al principio de prevención.

             Por otra parte, el Convenio N°155 incluye tanto requisitos metodológicos como requisitos sustantivos y prevé que una política nacional deberá: formularse, ponerse en práctica y reexaminarse periódicamente siguiendo ciertos principios; tener en cuenta esferas de accióndefinidas; garantizar que ciertas funciones se llevan a cabo de forma progresiva; y prever la definición de ciertos derechos y deberes.

            Las grandes esferas de acción de una política nacional son cinco y están contempladas en el artículo 5 del Convenio N°. 155:

a)controlar los componentes materiales del trabajo;

b)adaptar la maquinaria, las herramientas y el equipo de trabajo a las necesidades de los trabajadores;

c)proporcionar formación, incluida la formación complementaria necesaria, calificaciones y motivación a las personas que intervienen;

d)garantizar la comunicación y cooperación a todos los niveles de la sociedad; e) proteger a los trabajadores y a sus representantes contra toda medida disciplinaria resultante de acciones emprendidas por estos justificadamente

En virtud de lo extenso del tema, abordamos en ésta presentación, aquella esfera de acción relativa a la formación para contribuir a la “Cultura de la prevención”.

La formación y la información en prevención de riesgos laborales, son elementos esenciales de la actividad preventiva, con objetivos marcados como los de aportar al trabajador los datos, conocimientos y habilidades para que sea capaz de desarrollar sus funciones con las mayores garantías de seguridad y salud.

La prevención y protección efectiva no implica únicamente, por ejemplo, mejorar la formación en seguridad del personal de la empresa, sino garantizar, para cada uno de los trabajadores, la formación y la información adecuadas sobre los riesgos que entraña su puesto de trabajo, y la adaptación de sus características psicofísicas a las del puesto de trabajo que tiene asignado.

Además de ello, conforme lo señala Javier Navarro Aparicio[17] está la necesidad de la concreta obligación de una ley, que establezca un conjunto de actividades de aprendizaje que permita a sus destinatarios adquirir ese valor conductual necesario para garantizar un comportamiento adecuado frente a los riesgos laborales de su lugar de trabajo. Claro está, que el objetivo de esta formación es sensibilizar a los receptores mediante un aumento del conocimiento de los peligros para la seguridad y la salud, como también la comprensión en las medidas preventivas eficaces. Además la mejora en la educación debería atravesar todos los niveles educativos.

En consonancia, Navarro Aparicio, tomando como punto de partida la existencia de una Ley de Prevención de Riesgos Laborales, propone cinco tipos formativos, entendiendo que tanto la normativa como los aspectos técnicos son diferentes[18]

  1. La formación académica: La misma Ley de Prevención plantea al sistema educativo nacional contenidos relativos a la prevención de riesgos laborales. En el plano superior, la generación de especialidades en Medicina del Trabajo, Seguridad en el Trabajo, Higiene Laboral, Ergonomía y Psicología Aplicadas, entre otras.
  2. La formación a los trabajadores: Además de la obligación que se establece en una Ley de Prevención, en nuestro país, los empleadores deben  responder al Deber de seguridad (art. 75 LCT) por el cual han de garantizar la seguridad y salud de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos.

Ésta formación se ajustará a las necesidades y requerimientos de la persona en relación al nivel de riesgos al que está expuesto y considerando su nivel académico.  Esos conocimientos deberán ser mantenidos y complementados (cartelería en la empresa, folletos, etc.).

  •  La formación a los delegados de prevención: consiste en la formación de los representantes de los trabajadores con funciones específicas en materia de prevención de riesgos para el correcto desarrollo de sus tareas.
  •  La formación de los equipos de emergencia: el empleador designará a los trabajadores que lo integren ante situaciones de emergencia; debiendo estar formados en la detección, alarma, extinción, evacuación y primeros auxilios.
  • La formación de los miembros de un sistema de prevención: existen Reglamentos de los Servicios de Prevención en donde se detallan tres niveles de actuación: básico, intermedio y superior. Quienes lo integren (interno o externo) deberán acreditar la formación en tales niveles.

        De acuerdo con los razonamientos que se han venido realizando en ésta presentación, se infiere que en la “cultura de la prevención” la educación debe ser una constante.  En nuestro país desde 1995 existe un marco legal que muestra la prevención como el eje, el objetivo y el medio fundamental para conseguir una mejora efectiva en las condiciones de vida y de trabajo. 

Efectivamente, la Ley 24.557 o Ley de Riesgos del Trabajo (4/10/1995) rige la prevención de los riesgos y la reparación de los daños derivados del trabajo. Son sus objetivos: a) reducir la siniestralidad laboral mediante la prevención de los riesgos derivados del trabajo, b). Reparar los daños derivados de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales, incluyendo la rehabilitación del trabajador damnificado, c) promover la recalificación y la recolocación de los trabajadores damnificados, d) promover la negociación colectiva laboral para la mejora de las medidas de prevención y de las prestaciones.

Por  otra parte, el art. 19 de la Ley 27348 (24/2/2017) modificatoria de la Ley 24.557 dispone la obligación para la Superintendencia de Riesgos del Trabajo de remitir al Comité Consultivo Permanente (art. 40 Ley 24.557) un anteproyecto de ley de protección y prevención laboral destinado a garantizar que las condiciones y medio ambiente de trabajo resulten acordes con la normativa y prácticas internacionales.

En la actualidad y con un nuevo impulso, se está discutiendo el anteproyecto en la sede el Comité Consultivo Permanente. La iniciativa persigue como premisa que la ley sea de aplicación “en todo el territorio de la Argentina” y que tenga alcance para los trabajadores y empleadores de todas las actividades, tanto en los lugares de trabajo del ámbito público como privado, persigan o no fines de lucro.

El citado Comité tiene además: funciones consultivas en la reglamentación de la Ley de Riesgos del Trabajo, en la modificación del Listado de Enfermedades Profesionales, en la determinación de las acciones de prevención y reparación y demás aspectos atinentes al fortalecimiento del Sistema de Riesgos de Trabajo.

Son conocidas en nuestro país las estructuras tripartitas y permanentes de diálogo social en la materia, cuya misión es impulsar políticas y programas nacionales de Salud y Seguridad en el Trabajo, diseñar propuestas de legislación, coordinar distintas instituciones, asesorar y promover acciones. Sin dudas, resulta imperioso que esas políticas estén enmarcadas en las tres dimensiones–información, compromiso y participación– que son los pivotes sobre los cuales se afianza la cultura de la prevención

En otro orden de ideas, debemos tener en cuenta que al referirnos a formación estamos apuntando también a la modificación de la conducta humana que al ser compleja en su constitución requiere de tiempo para su transformación. En efecto, modificar la conducta de una persona que, culturalmente, ignora un peligro, supone generar una nueva memoria en su cerebro a largo plazo que se integre a sus vivencias, le permita una nueva interpretación de la realidad y ello genere una nueva forma de actuar.

          Jaime Llacuna Morera[19] sostiene: “…La formación debe hacerse entendiendo que debe perdurar, fundamentalmente, y que es muy probable que se oponga a alguna variable cultural integrada anteriormente. Es la cultura contra la cultura.  Extinguir recuerdos negativos para aprender acciones preventivas nuevas…”

           Otro de los tópicos a tener en cuenta, y que fue considerado en ésta presentación, es que la cultura de la prevención esté integrada en la empresa, ya que no es suficiente que se disponga de sistemas de gestión preventivos si éstos no son aplicados en la organización.

       En dicho sentido afirman José Luis Fernández García y David de la Fuente García (2007)[20] que para que el sistema de prevención esté integrado a la empresa y resulte eficaz deberá trabajar en tres dimensiones, considerándolo así un cambio cultural: aprender de los errores, permitir aplicar las medidas preventivas y que todos los miembros de la organización estén convencidos de su eficacia, es decir,  motivar a los trabajadores.

           De lo enunciado se destaca, que la “Cultura preventiva” es una escalera de progreso por la que ascienden las empresas mediante buenas prácticas preventivas.

A MODO DE CONCLUSIÓN

                  Según estimaciones de la OIT, cada año mueren en el mundo más de dos millones de trabajadores a pesar de los esfuerzos realizados para superar los problemas de salud y seguridad en el trabajo.

En razón que la siniestralidad laboral constituye uno de los flagelos más significativos, se entiende que fomentando  una “cultura de la prevención” o “cultura de la seguridad” se protegerá al trabajador de los riesgos que deriven de su trabajo, evitando o minimizando las causas de los accidentes o enfermedades derivadas del trabajo.

                    Ya se hizo referencia que la expresión “cultura de la seguridad” fue utilizada en el informe de la comisión de investigación del accidente nuclear en Chernobyl(1986) para explicar que la catástrofe se produjo por falta de conocimiento y comprensión de los riesgos y seguridad de los empleados y de la organización misma.

                  Existen diversas definiciones de “Cultura de la prevención” o “Cultura de la seguridad” (términos utilizados en forma indistinta), a continuación se enumeran elementos que están contenidos en ellas: a) Es un concepto definido en el nivel grupal y compartido por todos los miembros de la organización. b)  Se enfatiza la contribución de todos y cada uno de los integrantes y niveles. c) Tiene impacto en el comportamiento de sus miembros en el trabajo. d) Es la preocupación formal, no restringida, del nivel gerenciamiento. e)  Disposición para desarrollar y aprender a partir de errores, incidentes y accidentes. f) Es relativamente duradera, estable y resistente al cambio.

            Se puede decir entonces que “Cultura de la prevención” es el producto de los valores, actitudes, percepciones, capacidades y patrones de conducta individuales y grupales que determinan el compromiso, el estilo y la profesionalidad en el manejo de la salud y la seguridad en una organización.            

         Al hablar de “cultura de la prevención” se hace referencia a la  educación y al cambio cultural, ya que se trata de crear conciencia, adoptar nuevas conductas, implica una actitud colectiva que se puede construir mediante un largo proceso social. Se fundamenta en el compromiso y la participación de los actores involucrados.

          En el desarrollo de ésta presentación surge que las particularidades en los cambios culturales en general se aplican también en los procesos de cambios en la “cultura de la prevención” por cuanto: su abordaje y trasformación operan en lo profundo de una cultura; el efecto debe ser colectivo o mayoritario; es un elemento social, operando en forma inconsciente y lenta;  es aprendida, lo que permite el proceso de inducirla; se transmite con el tiempo otorgándole un rol importante a los líderes.

            Conforme lo dicho, la expresión “cultura de la prevención” es el resultado de un colectivo. Cuando una organización se impone el desafío de un cambio cultural, debe tener en cuenta tanto las subculturas que existen en su interior como las relaciones entre ellas y tener la fortaleza de generar conciencia.

 Este proceso debe ir acompañado de una mayor interacción entre los miembros de la organización, compromiso de toda la organización, en especial de los líderes, estimular la participación, compartir la percepción del riesgo y aceptar las conductas inseguras.

             Sin lugar a dudas, con la promoción de la “cultura de la prevención” se pretende un cambio cultural hacia una mayor seguridad, que dicha cultura constituya un valor prioritario de la organización en todos sus trabajadores y niveles, debiendo asumir todos el compromiso en pos de la vida y la salud, mediante aprendizaje, acciones de prevención, comunicaciones y otras.

             En dicho marco la OIT prepone: implantar, poner en práctica y fortalecer continuamente una cultura de la prevención en materia de Salud y Seguridad a través del Convenio N° 155 (1981) sobre Seguridad y Salud de los trabajadores, su Protocolo del año 2002 y el Convenio N° 187 (2006) sobre el marco Promocional para la seguridad y salud en el trabajo. Ratificados por Argentina a través de las leyes N° 26693 y N°  26694 respectivamente del  27/7/11.

Los convenios enunciados establecen las dimensiones  de información, compromiso y participación que son los pivotes sobre los cuales se afianza la cultura de la prevención.

        En el marco del art. 1 del Convenio N° 187 de OIT se fija la política nacional en materia de Salud y Seguridad en el Trabajo que otorga un marco de acción para garantizar que se minimicen los riesgos existentes en el medio ambiente de trabajo nacional. Por otra parte y de acuerdo al art. 5 del Convenio N° 155 de OIT se describen las esferas de acción para contribuir al desarrollo de la “cultura de la prevención”, en éste trabajo se abordó la cuestión de la necesidad  de formación de las personas que integran una organización.

       La formación adecuada sobre los riesgos no sólo implica el conocimiento de los mismos sino la adaptación del trabajador y sus características psicofísicas a las del puesto de trabajo que tiene asignado. Asimismo sensibilizar a los receptores frente al riesgo y una mayor comprensión de las medidas preventivas eficaces.

       En esta dirección para un mayor fomento de la “cultura de prevención” hay cinco ámbitos específicos donde puede desarrollarse: en el académico, en el contexto de los trabajadores, en los delegados de prevención, en los equipos de emergencia y en los miembros de un sistema de prevención.

       Si bien son conocidas en nuestro país las políticas y programas  implementados en materia de Salud y Seguridad en el Trabajo, resulta imperioso que las actuales estén enmarcadas en las tres dimensiones–información, compromiso y participación.

Al mismo tiempo que el Anteproyecto de Ley de protección y prevención laboral, que aún están discutiendo las partes involucradas en el seno del Comité Consultivo Permanente, garantice que las condiciones y medio ambiente de trabajo resulten acordes con la normativa y prácticas internacionales.

           La formación en prevención de riesgos laborales es compleja y pasa por garantizar su accesibilidad a lo largo de la vida del trabajador, debe hacerse entendiendo que la misma debe perdurar y que esa formación debe estar integrada a la empresa.

           En la “cultura de la prevención” hay que seguir trabajando para empezar a tener resultados en largos años, pues hablamos de cambios culturales a nivel colectivo e individual.

BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ GARCÍA, José Luis y DE LA FUENTE  GARCÍA, David La integración de la prevención en la cultura de la empresa. Gestión práctica de riesgos laborales: Integración y desarrollo de la gestión de prevención N° 35.2007 recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=170987.

FORO Iberoamericano de Organismos Reguladores Radiológicos y Nucleares 2015“Cultura de Seguridad en las organizaciones, instalaciones y actividades con fuentes de radiación ionizante” Recuperado de

www.foroiberam.org/documents/193375/6564c023-826b-4104-81d0-58417c1912d6

 LLACUMA MORERA, Jaime Cultura de Prevención. Respuestas, códigos, parodias y paradojas. La Mutua Madrid N° 20.2008 Recuperado de

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4408145

Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Salud y Seguridad en el Trabajo. Aportes para una cultura de la prevención. Oficina de País de OIT para la Argentina. Buenos Aires. 2014.

NAVARRO APARICIO, Javier La Cultura preventiva a través de la formación en prevención. Universidad Internacional de Valencia.2017  Recuperado de  https://www.universidadviu.es/la-cultura-preventiva-traves-la-formacion-prevencion/

 OIT Crear una Cultura de la Prevención en materia de Salud y  Seguridad. Oficina Internacional del Trabajo. Ginebra. 2013

OLIVER Amparo, TOMÁS José Manuel y CHEYNE Alistair. Clima de Seguridad Laboral: naturaleza y poder predictivo. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones.2005. Vol. 21 N°.3. Recuperado de

www.redalyc.org/pdf/2313/231317624004.pdf

 PEDRAZA ÁLVAREZ, Lilibeth, OBISPO SALAZAR Kelly, VÁQUEZ GONZÁLEZ Lina y GÓMEZ GÓMEZ Leonardo Investigación: Cultura organizacional desde la teoría de Edgar Schein: Estudio fenomenológico. Revista Clío América. Enero – Junio 2015,Vol.9No.17.Recuperadode: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5139907.pdf

RICHTER A y KOXH Christian, Integración, diferenciación y ambigüedad en las culturas de seguridad. en Safety Science 42.2004, pgs.703-722, 2004.

RODRÍGUEZ, Carlos Aníbal Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medioambiente de trabajo. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina, Centro Internacional de Formación de la OIT,Turín-CIF, 2009. P 41.

Textos de los convenios y de las recomendaciones en línea en: www.ilo.org/normlex.

VÍTOLO Fabián “Cultura de la seguridad” Biblioteca Virtual NOBLE . Marzo 2016. Recuperado de  www.noble-arp.com/src/img_up/02062016.7.pdf


[1] Abogada. Escribana . Doctora en Derecho del Trabajo, Previsión Social y Derechos Humanos. Magíster en Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales Internacionales. Diplomada en Derecho Colectivo del Trabajo. Docente – Investigadora- Publicista.

[2] Foro Iberoamericano de Organismos Reguladores Radiológicos y Nucleares 2015“Cultura de Seguridad en las organizaciones, instalaciones y actividades con fuentes de radiación ionizante” Recuperado de

www.foroiberam.org/documents/193375/6564c023-826b-4104-81d0-58417c1912d6

[3] Pedraza-Álvarez ,Lilibeth, Obispo-Salazar Kelly, Vásquez-González Lina y Gómez-Gómez Leonardo Investigación: Cultura organizacional desde la teoría de Edgar Schein: Estudio fenomenológico. Revista Clío América. Enero – Junio 2015, Vol. 9 No. 17. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5139907.pdf

[4]  Recuperado de www.foroiberam.org/documents/193375/6564c023-826b-4104-81d0-58417c1912d6

[5] Foro Iberoamericano de Organismos Reguladores Radiológicos y Nucleares 2015“Cultura de Seguridad en las organizaciones, instalaciones y actividades con fuentes de radiación ionizante” Recuperado de

www.foroiberam.org/documents/193375/6564c023-826b-4104-81d0-58417c1912d6

[6] Rodríguez, Carlos Aníbal Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medioambiente de trabajo. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina, Centro Internacional de Formación de la OIT, Turín-CIF, 2009. P 41.

[7] Rodríguez, Carlos Aníbal  Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medioambiente de trabajo. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina, Centro Internacional de Formación de la OIT, Turín-CIF, 2009. P 43.

[8] Ibídem p.47

[9] Rodríguez, Carlos Aníbal  Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medioambiente de trabajo. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina, Centro Internacional de Formación de la OIT, Turín-CIF, 2009. P 51.

[10] Rodríguez, Carlos Aníbal  Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medioambiente de trabajo. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina, Centro Internacional de Formación de la OIT, Turín-CIF, 2009. P 49

[11] Recuperado de: www.noble-arp.com/src/img_up/02062016.7.pdf

[12] Rodríguez, Carlos Aníbal Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medioambiente de trabajo. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina, Centro Internacional de Formación de la OIT, Turín-CIF, 2009. P 47

[13] Oliver Amparo, Tomás José Manuel y Cheyne Alistair. Clima de Seguridad Laboral: naturaleza y poder predictivo. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones 2005. Vol. 21 N°.3. Recuperado de

www.redalyc.org/pdf/2313/231317624004.pdf

[14] Vítolo Fabián “Cultura de la seguridad” Biblioteca Virtual NOBLE . Marzo 2016. Recuperado de  www.noble-arp.com/src/img_up/02062016.7.pdf

[15] Richter A y Koxh Christian, Integración, diferenciación y ambigüedad en las culturas de seguridad. en Safety Science 42.2004, pgs.703-722, 2004.

[16] Rodríguez, Carlos Aníbal  Los convenios de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo: una oportunidad para mejorar las condiciones y el medioambiente de trabajo. Buenos Aires, Oficina de la OIT en Argentina, Centro Internacional de Formación de la OIT,Turín-CIF, 2009. P 58

[17] Navarro Aparicio, Javier (2017) La Cultura preventiva a través de la formación en prevención. Universidad Internacional de Valencia. Recuperado de  https://www.universidadviu.es/la-cultura-preventiva-traves-la-formacion-prevencion/

[18] Ibídem

[19] Llacuma Morera, Jaime (2008) Cultura de Prevención. Respuestas, códigos, parodias y paradojas. La Mutua (Madrid) N° 20. Recuperado de

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4408145

[20]  Fernández García, José Luis y De la Fuente García, David (2007) La integración de la prevención en la cultura de la empresa. Gestión práctica de riesgos laborales: Integración y desarrollo de la gestión de prevención N° 35, Recuperado de

https://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=170987