LUIS MARIA VELASCO
“Si la justicia existe, tiene que ser para todos, nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justicia” Paul Auster.
La palabra «woke» ha estado asociada en las últimas décadas con diferentes movimientos en contra de las injusticias sociales, y recientemente ha incluso generado una cruzada en su contra de parte de amplios sectores de la política en Europa, que temen su impacto. (CNN en español 7/enero/22).
En sus orígenes en las comunidades negras de Estados Unidos, «woke» era usado describir a las personas que han despertado (de «wake up», en inglés) a las cuestiones progresistas, y están alertas a las injusticias.
El Diccionario Oxford la incorporó en 2016, y ofrece esta definición, ubicada dentro del paraguas del inglés informal estadounidense: «Alerta ante la injusticia en la sociedad, especialmente el racismo».
La selección inglesa de fútbol se arrodilla antes de los partidos para denunciar el racismo, un ejemplo de una actividad woke.
Woke según Merrian-Webster (Inglaterra 12/feb/2022), ahora se define en este diccionario como “consciente y activamente atento a hechos y problemas importantes (especialmente temas de justicia racial y social)”, e identificado como slang, jerga, estadounidense.
Se origino en ingles afroamericano y gano un uso más generalizado a partir de 2014 como parte del movimiento Black Lives Matter o Me Too. A fines de esa misma década, algunos también lo aplicaban como un peyorativo general para cualquiera que sea o parezca ser políticamente de izquierda.
Evan Smith, profesor visitante de la Universidad Flinders de Australia y autor de «No Platform: una historia del antifascismo y los límites de la libertad de expresión«, dijo a CNN que, en el Reino Unido, woke se utiliza para «describir todo lo que antes podía calificarse de ‘políticamente correcto‘».
El término «se utiliza para describir una amplia gama de ideas [y] movimientos relacionados con la justicia social«, como el antirracismo, el feminismo interseccional, los derechos de los transexuales y las historias críticas del imperio británico, dijo.
Para Samuel Hayat, investigador de política en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, muchos en los sectores tradicionales de este país europeo ven al woke como una atroz importación estadounidense de teorías sobre la raza, el poscolonialismo y el género, que, según ellos, suponen un riesgo para los valores y la identidad franceses.
¿De dónde proviene el término woke?
Se cree que el primer uso de la palabra tuvo lugar en la década de 1940 y entre las comunidades negras de Estados Unidos como un llamado al activismo sindical, según reconstruye Abas Mirzaei, al sitio The Conversation.
Desde entonces «stay woke» (estar alerta) ha sido una expresión propia de las comunidades negras, y en 1965 Martin Luther King la usó en su discurso «Remaining Awake Through a Great Revolution» (Permanecer despierto a través de esta gran revolución), señala Mirzaei (Profesor de Macquarie University, Sidney, Australia, 7/enero/2022).
Pero la explosión en su uso se dio con el surgimiento del movimiento Black Lives Matter en 2013, tras la muerte de Trayvon Martin en Florida.
Traducido como «Las vidas de las personas negras importan», el movimiento Black Lives Matter nació como oposición a la violencia policial contra los negros en Estados Unidos y cobró fuerza en redes sociales.
La expresión «stay woke» comenzó entonces a ser usada en paralelo al surgimiento de Black Lives Matter, y luego lo trascendió: también se invocó en el marco del #MeToo, contra el acoso y el abuso sexual y en otros movimiento contra diferentes injusticias.
Dese entonces la definición woke y el alcance del «wokeismo» se han expandido.
La cultura ‘woke’: qué es y por qué Meghan Markle es su princesa
Según varios expertos, la duquesa de Sussex es hoy la más visible celebridad de ese movimiento, por su gran compromiso social.
Desde hace unos años, un grupo de personas muy conscientes de los problemas del mundo vive pendiente de lo que otros hacen mal para poder aleccionarlos.
A este tipo de gente vigilante y consciente se les llama ‘woke’, una palabra de lengua inglesa que significa “despertar”.
Bajo este término se incluyen todas aquellas que están alertas al racismo, la discriminación racial y la injusticia, entre otros temas. Quieren mejorar el mundo y por eso atacan a quienes no saben o no lo hacen. Woke en ese sentido es un despertar.
El uso de esta palabra woke en este sentido no es nueva, pero volvió a cobrar vigencia desde 2013, cuando la llamada generación Z, nacida a partir de 1995, llegó a la universidad y se convirtió en una especie de guerrera de la justicia.
Para algunos autores, el hecho de que estos jóvenes se hayan educado en condiciones sociales y tecnológicas sin precedentes (en medio de la aparición de los teléfonos inteligentes y las redes sociales) creó un grupo de personajes diversos, combativos y susceptibles.
El abogado y presidente de “Fire” Greg Lukianoff (es abogado, autor de best-sellers del New York Times y presidente y director ejecutivo de la Fundación para los Derechos Individuales en la Educación (FIRE), un grupo defensor de la libertad de expresión en las universidades de EEUU, empezó a observar señales de la cultura ‘woke’ desde 2014 cuando aumentaron las iniciativas estudiantiles para desinvitar a oradores y conferenciantes a las universidades.
Este movimiento también buscó prohibir ciertos libros como” El Gran Gatsby”, pues podrían resultar ofensivos por las actitudes misóginas de algunos de sus personajes, así como otros clásicos norteamericanos, como “La cabaña del Tío Tom” o “Matar a un ruiseñor”, que afectarían a la gente de color por ser racistas.
Según el abogado, entre 2.000 y 2.018 hubo 379 iniciativas para cancelar invitaciones a hablar en universidades en Estados Unidos, aunque la mayoría se dio a partir de 2013.
El término describe a personas que están al tanto de los problemas sociales de hoy en día, incluso si no le surgen directamente. ¿La crítica? muchos les acusan de creerse moralmente superiores.
“Woke” es un término que define a alguien con un nivel de conciencia social propio de un millenial que se precie. Es decir, alguien que se informa y se interesa sobre problemas sociales de actualidad.
Un ‘woke’ del más alto nivel no duda en aliarse a causas, incluso cuando estas no le sucedan en lo más mínimo.
Hasta hace poco, el Urban Dictionary definió el término de la siguiente manera: “Ser woke significa estar al tanto, saber lo que ocurre en la comunidad”.
Sin embargo, ahora muchos lo utilizan de forma más bien peyorativa para designar a alguien que se siente moralmente superior al resto, o una persona blanca que ha leído algún libro y de repente se le ha encendido la bombilla sobre su privilegio.
Ejemplo de ello es la primera definición que el Urban Dictionary (Urban Dictionary es un sitio web que contiene un diccionario de jerga de palabras y frases en idioma inglés. Desde 2009, el sitio contiene más de cuatro millones de definiciones. Las entradas están reguladas por editores voluntarios y valoradas por los visitantes del sitio le dedica ahora). Definición: “El acto de ser pretencioso sobre lo mucho que te importa un problema social”.
La realidad es que el término tiene una historia muy interesante ligada a movimientos contra el racismo y otras injusticias sociales en EEUU.
Muchos jóvenes negros utilizan a emplear el hashtag #staywoke en redes sociales para mantener conversaciones sobre lo que vive la comunidad negra en el país. Una especie de llamada a la acción.
Su conexión con #BlackLivesMatters, el movimiento que surgió tras el asesinato del joven Trayvon Martin en 2013, es innegable. Cualquiera consciente de la forma en la que racismo, sexismo y clasismo operan en nuestra sociedad podría ser considerada como “woke”.
Sin embargo, como ocurre siempre, conforme el término es adoptado por más y más gente en internet, su significado va adquiriendo otras connotaciones
Woke” o “on fleek” son solo algunas de las aportaciones del lenguaje propio de la comunidad negra estadounidense.
Términos que dicha comunidad torno expansiva, todos emplean con total naturalidad incapaces de imaginar cómo se expresaban antes de su aparición. Y es que puede que internet sea un arma de doble filo, pero nunca antes habían avanzado a esta velocidad.
La cruzada contra el movimiento woke llegó a Europa. (CNN 7/ene/22)
Si en 2020 se renovaron los llamamientos a la igualdad racial al tiempo que estallaban las protestas de Black Lives Matter en toda Europa, en 2021 se produjo una reacción violenta cuando algunos sectores de la clase política emprendieron la llamada «guerra contra el” woke».
Despojado de su significado original de “persona despierta a las cuestiones progresistas y sus orígenes en las comunidades negras de Estados Unidos”, «woke» (similar a estar despierto, en inglés) se ha convertido en un pararrayos político en las guerras culturales de Occidente.
Ahora es utilizado peyorativamente por legisladores y expertos tanto de izquierda como de derecha, criticando los excesos percibidos de los movimientos a favor de la justicia social y racial.
La politización de la palabra, que ha tenido cierto éxito en Estados Unidos, ha reforzado la resistencia política a las peticiones de mayor igualdad en Europa. El término también se ha interpretado de forma diferente, dependiendo de dónde se utilice.
En el Reino Unido, woke se utiliza para «describir todo lo que antes podía calificarse de “políticamente correcto'», según Evan Smith, profesor visitante de la Universidad Flinders de Australia y autor de «No Platform: una historia del antifascismo y los límites de la libertad de expresión», declaró a CNN.
El término «se utiliza para describir una amplia gama de ideas [y] movimientos relacionados con la justicia social», como el antirracismo, el feminismo interseccional, los derechos de los transexuales y las historias críticas del imperio británico, dijo.
Las instituciones culturales y los académicos han sido objeto de ataques por parte de miembros del Partido Conservador, actualmente en el poder, por apoyar esos movimientos.
En septiembre, el portavoz del primer ministro Boris Johnson acusó a una organización benéfica creada en nombre de Winston Churchill de intentar «maquillar» los «gigantescos logros» del antiguo líder de la guerra.
Muchos en los sectores tradicionales de Francia ven al woke como una atroz importación estadounidense de teorías sobre la raza, el poscolonialismo y el género, que, según ellos, suponen un riesgo para los valores y la identidad franceses, dijo Samuel Hayat, investigador de política en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, a CNN.
El término ganó tracción entre los políticos franceses y su prensa en 2021, dicen los observadores de ese país.
En mayo, Elizabeth Moreno, ministra de Diversidad del partido del presidente francés Emmanuel Macron, dijo a Bloomberg que «la cultura woke es algo muy peligroso, y no deberíamos traerla a Francia».
Cuando el semanario político Le Point le preguntó en agosto si «el wokismo [es] una causa justa, en su opinión», la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que es la candidata socialista en las próximas elecciones presidenciales, dijo: «es muy importante que los periodistas arrojen luz sobre estos movimientos emergentes, pero no haré campaña sobre ellos«.
Cuando un importante diccionario francés incluyó un pronombre inclusivo de género en su edición, el legislador francés François Jolivet, del partido de Macron, llamó a los autores del diccionario en Twitter «militantes de una causa que no tiene nada que ver con Francia: #wokisme».
«Woke es visto como una amenaza que viene de una sociedad que se piensa que es multicultural y violenta y que no tiene los mismos valores sobre el laicismo que Francia», dijo Hayat.
La palabra juega en contra de la mentalidad igualitaria y antielitista de los franceses, dijo Hayat, colocando todas las teorías que a alguien le costaría entender, como el feminismo interseccional, «en un solo fenómeno que viene de fuera de Francia».
Mientras las relaciones franco-estadounidenses caían en picada este otoño a causa de un acuerdo de seguridad que Estados Unidos forjó en secreto con el Reino Unido y Australia, el ministro francés de Educación, Jean-Michel Blanquer, abrió un grupo de reflexión para defender los valores franceses contra lo que describió como «wokeismo».
En declaraciones al periódico francés Le Monde sobre su grupo de reflexión, Blanquer dijo que el «wokeismo» es una ideología que «fragmenta y divide, y ha conquistado ciertos círculos políticos, mediáticos y académicos«.
Añadió que la reacción al «wokeismo» ayudó a «llevar a Donald Trump al poder; Francia y su juventud deben escapar de esto».
Según Rim-Sarah Alouane, académica jurídica francesa de la Universidad del Capitolio de Toulouse, la llegada del movimiento woke a las guerras culturales de Francia forma parte de una reacción más amplia entre los miembros del partido de Macron, La République en Marche (LREM), contra los puntos de vista izquierdistas y progresistas, que reaparece tras el brutal asesinato del profesor Samuel Paty en octubre de 2020.
Frédérique Vidal, anunció el lanzamiento de una investigación sobre la investigación académica francesa en C.News, un canal francés que ha sido comparado con Fox News. En ella se miraría «todo a través del prisma de querer fracturar y dividir», señalando el colonialismo y los estudios raciales, según la Agence France-Presse.
La organización de investigación francesa Vidal, encargada de lanzar la investigación, aceptó llevarla a cabo. Sin embargo, señaló que el islamismo no era un término científico y condenó «los intentos de deslegitimar diferentes campos de investigación, como los estudios postcoloniales, los estudios interseccionales», escribió el Centre national de la recherche scientifique [CRNS] en un comunicado de prensa.
Confundir a los académicos e investigadores con el extremismo islámico equivale al macartismo, dijo Alouane, refiriéndose a la cruzada anticomunista de principios de la década de 1950 del senador estadounidense Joe McCarthy.
Convertir al movimiento woke en un arma es otro intento de doblegar a académicos, investigadores y activistas de los derechos humanos, dicen los críticos.
«Se trata de una caza de brujas contra las personas que cuestionan el statu quo», añadió Alouane. «En lugar de intentar mejorar las cosas, de abordar cuestiones relacionadas con la discriminación, los perfiles raciales y la historia de la colonización francesa…estos académicos [y] investigadores son considerados una amenaza para los llamados valores republicanos».
También plantea cuestiones sobre las libertades académicas, dijo Hayat a CNN. Francia no tiene más que ver cómo los dirigentes húngaros han ido cercenando su sector educativo, prohibiendo los estudios de género en las facultades y obligando a la Universidad Centroeuropea (CEU) a abandonar el país por no ajustarse a su visión nacionalista del mundo.
Mientras que los burdos estereotipos raciales sobre la genética y el color de la piel están mal vistos en el discurso contemporáneo dominante, términos como wokeismo e islamoizquierdismo sirven para reforzar consignas como «no pertenecen a nuestra cultura. No respetan nuestros valores cristianos», dijo Alouane a CNN. «Es simplemente neo-racismo».
El discurso contra el movimiento woke llega a pocos meses de las elecciones presidenciales en Francia, donde la principal amenaza ideológica para Macron proviene de la derecha y la ultraderecha, no de la supuesta izquierda woke, dijo Alouane.
Al igual que en Francia, muchos expertos afirman que la cruzada del gobierno británico contra la ultraderecha tiene como objetivo obtener beneficios electorales.
También demuestra que, aunque el mensaje anti woke funciona con su base, la sociedad británica se está volviendo más multiétnica, tolerante y despierta, dijo Bale.
«Los conservadores van a tener que tomar una decisión si siguen despotricando contra la forma en que va la sociedad», dijo Bale. «El riesgo para ellos es a largo plazo, ya que alejan a los futuros votantes [más jóvenes], a los que necesitan mantener de su lado», añadió Bale. «Hay un número limitado de hombres blancos mayores y gruñones que se excitan con este tipo de cosas».
Incluso el nieto de Winston Churchill, Nicholas Soames, de 73 años, ya ha oído suficiente, calificando el furor por el Churchill Trust de «tan triste y tan patético» en una entrevista con el Times. «Aparentemente, cualquiera que modernice algo o haga algo que remotamente lo ponga al día es ‘woke'», dijo. «Es una absoluta tontería».
CONCLUSION: Al presentar en el año 2009 su novela “El castillo de los Pirineos”, el escritor, historiador y filosofo noruego Jostein Gaarder, decía: “La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 sigue siendo vigente porque todavía hay serios incumplimientos, pero creo que hay que pensar en las responsabilidades humanas. Tendremos que contar, más temprano que tarde, con una Declaración Universal de los Deberes Humanos”.
Mientras transcurre la tercera década del siglo veintiuno esa Declaración sigue ausente, y se muestra cada vez mas necesaria.
El término “woke” sigue denotando la conciencia de la injusticia social y el racismo denunciando por Martin Luther King (con su discurso” Tengo un sueño”), que acabaría por convertirse en su intervención más significativa y en un grito a la igualdad aún lleno de vigencia, al que concurrieron unas 250.000 personas, que se reunieron en el Memorial de Lincoln de Washington. Involucrando otros temas inmanentemente sociales.
El Populismo:
La “Carta Fratelli Tutti (156-162) del Papa Francisco, distingue popular de populista. Cuestiona las ideologías populistas, tanto aquellas que dividen la sociedad en forma antinómica como las que atacan la legitimidad del concepto pueblo.
Sostiene que el intento por hacer desaparecer esa categoría del lenguaje, podría llevar a eliminar la palabra democracia, que significa el gobierno del pueblo. Agrega que hay que mantener el componente cultural de la realidad social y hacer una solida critica a la demagogia política. (Ver diario Perfil “El Observador”, paginas 69/70, del 12/dic/2021).
El “populismo ideológico” divide a la sociedad en dos mitades, alienta la lógica de la enemistad, plantea el dilema “ellos o nosotros”, quiere aniquilar al adversario porque busca homogeneidad totalizante.
El “populismo retorico” genera un discurso monológico con consignas militantes y guerras dialécticas, con olvido del dialogo constructivo del bien común y la paz.
El “populismo político” es mesiánico, desprecia las instituciones del Estado de Derecho y la intermediación entre el pueblo y los dirigentes, manipula la información, acalla la prensa, y somete a la justicia.
El “populismo nacionalista” desprecia al otro, al extraño y al extranjero y le niega el don de la hospitalidad, desdeñando la inclusividad.
El “populismo económico-político” considera al pueblo como cliente o vasallo, y convierte los planes pasajeros en políticas permanentes. Como hizo tanto en Argentina el Papa Francisco, quien cuestiona un “populismo irresponsable” en (“La alegría del Evangelio 204”).
Los derechos:
El recurso de los derechos, pensaba Simone Weil (1.909-1.943), es una herramienta del que administra la fuerza o aspira a hacerlo.
Hemos visto como, blandiendo ese recurso, se escracha, se cancela, se discrimina, se reparten parcelas de poder e incluso cajas económicas.
El interés de un grupo, organización (sea social, política, económica, etc.) o facción, tanto como un deseo o beneficio personal, son invocados como derecho, y de esa argumentación se deducen conductas y acciones autoritarias, depredadoras, intolerantes.
Logrando con tal actuar, vaciar a la palabra de significado, de hacerla instrumento de una grieta y, en definitiva, acabar por sepultara los deberes en la oscura noche de los tiempos (Sergio Sinay).
Vemos, de tal suerte, otro de los temas que alcanza el término “woke”, en su gran amplitud y por estos lares.
Tal como dijo Martin Luther King, «Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas«. Ojalá, y por el bien de todos, ello se concrete, en un futuro próximo.