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Audiencias remotas: 500 razones para continuar el camino

Francisco V. Caporiccio *

 

¿Quién no tiene miedo a las transformaciones?. Eso nos preguntábamos entre charlas vía WhatsApp con los compañeros y compañeras de trabajo cuando se comenzaba a hablar de las audiencias remotas en el 2020. Hoy, mirando el camino recorrido y luego de un año, con 500 audiencias tomadas por mí bajo esta modalidad (y 1500 en el Juzgado) tengo algunas ideas para compartir y pensar.

 

Una breve experiencia en la “normalidad”

Mi camino en la Justicia Nacional del Trabajo comenzó en marzo 2019. En aquel entonces las cosas eran muy distintas al presente: los pasillos se encontraban abarrotados de profesionales y testigos que iban y venían mientras esperaban el llamado correspondiente a su audiencia. Las mesas de entradas colmadas de personas que venían a diario y debían aproximarse desde sus hogares al punto fijado para tomarles declaración, solicitando en muchos casos certificados para justificar su ausencia laboral. 

Desde entonces, y con el correr de los meses, tuve la oportunidad de participar de muchas audiencias en las que aprendí, con las enseñanzas del Juez y los funcionarios y de mis compañeros y compañeras, cómo llevarlas adelante y cómo realizar las preguntas correctas. Culminé ese año con el conocimiento necesario para avanzar al siguiente nivel: encargarme de tomarlas, con el acompañamiento correspondiente, cuando se diera la oportunidad.

Ya en el 2020, la pandemia nos transformó la vida y, como era de esperarse, también transformó los procesos en los que brindamos nuestro servicio a la sociedad.

Las demandas de los letrados eran muchas y la necesidad de avanzar en una alternativa viable que posibilitara continuar con cada instancia de los juicios laborales llevó a profundizar y mejorar el servicio que venía brindando el LEX 100, de manera alternativa, desde hace años.

Así llegó el momento de que la tecnología tomara el protagonismo que cedió una presencialidad limitada y como el papel se transformó en PDF y los cheques en transferencias electrónicas, la voz de los testigos se transformó en ventanas de ZOOM, WhatsApp Web y demás plataformas digitales.

 

El comienzo de la era remota de excepción

El momento de llevar adelante una audiencia por mí mismo, que se atrasó un año debido a la coyuntura pandémica, llegó en abril del 2021. Ya venía practicando y con las directivas del Juez y del Secretario y la colaboración de mis compañeros con más experiencia estaba preparado para evitar cualquier imprevisto. Esto era nuevo para todos y la incertidumbre era la misma para cada integrante de la sala virtual de Zoom, programa que venimos utilizando en el Juzgado Nacional del Trabajo N° 66 desde el principio. Personal del juzgado y letrados, sin importar sus años de servicio, nos encontrábamos en un mismo lugar de desconocimiento ante esta situación excepcional.  

Ese día de abril de 2021 tuve 3 audiencias. En las 3 me encontré frente a quejas entendibles por las dudas en el cumplimiento de garantías básicas: ¿Cómo constatar la identidad de los testigos? ¿cómo asegurarse que no esté acompañado por terceros? ¿cómo brindar un buen servicio de justicia frente a la pantalla de una notebook, PC o celular?

Todas estas preguntas no solo encontraban respuesta en el protocolo del Juzgado elaborado por el Dr. Grisolia y el Dr. Ahuad que se les notificaba, y notifica, a las partes en la citación, sino que con el correr de las audiencias, los letrados pudieron comprobar que la implementación de las herramientas tecnológicas permitía llevar adelante los testimonios de manera efectiva y cumpliendo sus requerimientos.

 

Dificultades y soluciones rápidas

Con el paso de los días, las audiencias fueron presentando situaciones que se debían resolver con rapidez y decisión. Los problemas de conexión de los testigos, el desconocimiento técnico existente, las dudas con respecto a dónde se encontraban o si poseían papeles para leer respuestas y las discusiones que se generan por las oposiciones de parte se fueron resolviendo de forma razonable siguiendo las indicaciones que nos brindó, desde siempre nuestro Juez Julio Grisolia.

Ante los problemas de conexión y desconocimiento técnico sobre el uso de la plataforma Zoom nos comunicamos con los testigos utilizando los teléfonos denunciados por las partes previamente intimadas por el Juzgado. En esos llamados se les explica cómo solucionar sus dudas y, en caso de que su conexión no fuera lo suficientemente estable, nos encargamos de encontrar una plataforma alternativa, como WhatsApp, para llevar adelante la audiencia sin demoras significativas. 

Por su parte, en caso de que los letrados y letradas presenten dudas acerca de la ubicación del testigo, se le solicita al mismo que haga un paneo 360 de la habitación en la que se encuentra junto con la visualización de la superficie en la que apoya su equipo electrónico para demostrar la ausencia de papeles y/o anotaciones.

Además, en las situaciones que se presenten discusiones entre partes, ponemos al testigo en sala de espera para lograr solucionar las peticiones de manera clara y, posteriormente, volver a ingresar al testigo a la sala sin la necesidad de llamarlo nuevamente por teléfono ya que el ingreso o egreso a la sala es controlado por el personal del Juzgado.

 

Del estado de excepción a la nueva normalidad: la importancia de la cooperación

Estas vivencias explicadas previamente se complementan con las permanentes muestras de satisfacción proveniente de las partes y abogados presentes. Nada de esto podría haber sido posible sin la predisposición de todos los actores intervinientes en el proceso que, a pesar de un descreimiento parcial legítimo en los primeros meses de aplicación, acompañaron la transformación y se adaptaron a la circunstancia adversa.

Letrados y letradas, al finalizar los testimonios, han expresado su satisfacción al ver el avance en la aplicación de estas nuevas técnicas y cómo, con el correr del tiempo, se fue perfeccionando su uso. 

El estado de excepción pandémico va finalizando y nuevas interrogantes se presentan en la Justicia. La implementación de tecnología ha mejorado todas las instancias de un juicio pero en el caso particular de las audiencias testimoniales ha permitido alcanzar múltiples ventajas en este año de aplicación:

  1. Eliminación de distancias geográficas: Es sabido que tanto los testigos como los letrados tienen que trasladarse a los Juzgados con el objetivo de llevar adelante las audiencias presenciales. En muchos casos esas distancias no son cortas y deben atravesar con movilidad propia o a través del uso de transporte público la Ciudad de Buenos Aires. Esto genera gastos y posibles dificultades para arribar a los estrados. Con las audiencias remotas esta variable se ha eliminado. 
  2. Eliminación del tiempo de viaje: El traslado geográfico hacia tribunales no solo se cuenta por kilómetros sino también por tiempo. Muchos letrados y testigos pierden mucho más tiempo en los viajes que en la declaración en sí misma. La implementación de tecnología permitió eliminar esa necesidad de tiempo previo y posterior para viajar.
  3. Reducción en los tiempos para notificar: Las notificaciones electrónicas han disminuido considerablemente los tiempos de notificación.
  4. Eliminación del uso de papel: Ante la implementación tecnológica, las audiencias remotas no son la excepción y la totalidad del proceso no requiere de impresiones.
  5. Capacitación rápida del personal: La implementación de estas nuevas herramientas tecnológicas requieren de una breve y simple capacitación del personal ya que Zoom no es una plataforma virtual que necesite un gran conocimiento técnico.

Todos estos puntos son fácilmente contrastables con la realidad que se vive día a día en los Juzgados. Las ventajas que brinda el uso de tecnología en esta etapa puntual de los procesos judiciales son claras y muy importantes. Las facilidades que generan los avances técnicos no deben ser ajenas a la Justicia.

 

Lo que viene: poner la discusión en lo importante

La dicotomía que se intenta instalar acerca de la presencialidad o lo remoto es vacía de raíz ya que los Juzgados prestan servicio presencial desde mediados del 2020. La discusión no debería centrarse en esta falsa contraposición sino en cómo brindar un mejor servicio de justicia utilizando toda esta experiencia ganada en un contexto desfavorable que ayudó a demostrar que a pesar de las dificultades la aplicación de tecnología es positiva y que no solo sirvió en un contexto de emergencia, como lo fue la pandemia, sino que es una gran aliada en los tiempos que se vienen.

¿Quién no tiene miedo a las transformaciones? nos preguntábamos antes de comenzar este camino. 

¿Cómo no vamos a hacer valer toda esta experiencia? me pregunto con 500 audiencias remotas llevadas adelante por mí y 1500 en el Juzgado en un año con un resultado tan positivo para la administración de Justicia.

 

* Licenciado en Ciencia Política, Facultad de Ciencias Social (UBA). Magister en Políticas Públicas, Universidad Torcuato Di Tella. Estudiante de Abogacía, Facultad de Derecho (UBA). Audiencista del Juzgado Nacional del Trabajo N° 66 (Juez Dr. Grisolia / Secretario Dr. Ahuad).